El conjunto aragonés es el equipo de Segunda que menos minutos reparte entre los suplentes
¿Jugará Ratón o Rebollo? ¿Saldrá Lluís López o la hará Francés? ¿Y Jair? ¿El lateral derecho será para Gámez o para Larrazabal? ¿Continuará Zapater? ¿Apostará Escribá por dos puntas o por uno? El Real Zaragoza atraviesa la competición preñado de dudas pese a que Escribá esté intentado formar un equipo más continuista. Salvo Cristian, Fuentes y Grau, todos han pasado por la suplencia y además de los mencionados y Vada, Simeone y Azón, el resto ha estado como mínimo un partido completo en blanco en el banquillo. Es un equipo trufado de incongruencias pese a que muestre una columna vertebral más o menos reconocible tanto para el nuevo entrenador como antes para Carcedo. En lo que ambos coinciden es en una escasa confianza en la plantilla como herramienta global: todos los clubes de Segunda, bien sea para renovar o para equilibrar, utilizan a sus reservas con más asiduidad.
El Real Zaragoza no da minutos o lo hace con cuentagotas más allá de los fijos. Las lesiones también han tenido que ver en este estado de permanente recelo y ha afectado como a nadie a los canteranos: mientras Azón sigue en la enfermería, Francés y Francho han cedido o perdido la titularidad que en otros tiempos nadie se atrevía a cuestionar. Zapater, sin embargo, se ha convertido en un hombre de confianza para Escribá, desplazando de ese papel a Manu Molina, pieza maestra de Carcedo. Larrazabal, el primer suplente más utilizado, se ganó su tiempo por la baja forma de Gámez pero empieza a perderlo. Cristian, ahora lesionado, Gámez, Jair, Lluís López, Fuentes, Grau, Bermejo, Manu Molina (cambiado por Zapater), Vada, Mollejo y Simeone. Se dice de carrerilla pero invita tartamudear poque no está dando resultados.
Puche lidera la lista de los olvidados con 378 minutos de juego en 16 jornadas. Muy poca cosa, aunque han jugado menos de 300 minutos Gueye, a quien se procura meter con calzador, Ratón, Petrovic, Eugeni, Nieto, Luna y Lasure, con Rebollo, Vigaray y Quinteros sin estrenarse. Casi la mitad de la plantilla es de puro acompañamiento, un dato demoledor que habla de la falta de recursos para hallar soluciones en el vestuario. Para comparar con un solo equipo, el Burgos, rival este domingo que ha contado durante más de 400 minutos con siete futbolistas al margen de la guardia pretoriana de Julián Calero: Borja (755), Mumo (688), Gaspar (625), Areso (557), Matos (542), Artola (470) y Zabaco (444). Este reparto salomónico y muy práctico, entre otros factores, le tiene segundo en la clasificación.