Un Real Zaragoza muy enfermo

A lo largo de la temporada se han sucedido personajes y acontecimientos malsanos que han replicado la negligencia de una propiedad que vuelve a jugar con el descenso

El fondo de inversión, o esa criatura de mil cabezas con escamas rojiblancas que se adueñó de la propiedad del Real Zaragoza para sanar sus cuentas y postularse sin oposición como benefactor de la ciudad, de la Comunidad y de una entidad desvencijada bajo cobro de la nueva Romareda (no es mal negocio, no), ha manifestado por tercera temporada consecutiva su consciente desinterés o su negligencia profesional en la gestión deportiva del club. Una vez más, en esta ocasión con la boca llena con el objetivo del ascenso, vuelve a jugar con el descenso como consecuencia de replicar errores del pasado, de conservar personajes malsanos, de priorizar intereses que no son el equipo y de anunciar una modernización concentrada en exclusiva en ese majestuoso campo que en teoría colma las necesidades ciudadanas, pero que en el fondo se sostiene sobre vigas políticas y el tipo de fondos que acuden al rescate bajo una capa de heroicos oportunistas. El Real Zaragoza del pasado verano se marcó la única meta del regreso a Primera. A mediados de febrero de 2025, y según los 34 puntos que tienen y los que suelen ser necesarios para alncanzar la última plaza de promoción, unos 64 de media, tendría que ganar 10 los 15 partidos que restan. Por abajo, el Eldense, en zona de caída a Primera Federación, está a seis. Nadie ha activado una alarma desde dentro. La irresponsabilidad sólo se comprende como un eslabón más de una cadena de acontecimientos que definen a sus protagonistas, muchos cómplices, otros ignorantes, pero todos integrantes de una alianza de despropósitos.

Un presidente virtual

Jorge Mas es la cabeza invisible de la propiedad. Referente institucional en otras épocas, este cargo pertenece a un multimillonario absolutamente desconectado de la realidad del club y cuyo papel se restringe a ser nexo de unión entre los intereses del fondo de inversión en la construcción del nuevo campo y el servilismo político que busca réditos faraónicos con el nuevo y necesario edificio que pagarán los aragoneses en contra de lo que se preveía en principio. Mas tiene su foco deportivo y también inmobiliario en el Inter de Miami y ningún afecto hacia el Real Zaragoza, al que trata, como se demostró con su ausencia en el adiós de Cristian, como un mozo más de sus muchas cuadras. Su desapego y las orgullosas exhibiciones junto a Messi incrementan esa distancia no sólo kilométrica sino emocional que provoca en la hinchada un profundo sentimiento de orfandad por parte de un presidente virtual. Cualquier día será su holograma el que acuda a los Consejos.

Un director general de IA

El adiós de Raúl Sanllehí, con una carta mediante trufada de falsa dignidad sobre los billetes de ida hacia el sol acogedor de Miami, terminó por hacer caer el velo de la completa falta de arraigo, identidad y sensibilidad de la nuevos accionistas. El papel que había representado el ejecutivo catalán como enlace entre las instituciones, su principal cometido, lo había compatibilizado con el acompañamiento en decisiones administrativas y deportivas irritantes y ausentes de criterio profesional pese a su extensa experiencia en el mundo del fútbol. Aterrizó como un director general de campanillas y no dio una a derechas. Su heredero, Fernando López, ha rebajado el perfil del catalán en lo referente a responsabilidades. Parece generado por Inteligencia Artificial, para conservar vivo el cargo y sobre todo diseñado para cuestiones de animación y promoción. Un universitario modélico que no moleste con su imagen conciliadora y que presente proyectos de sospechosa o fatal ejecución, el último el homenaje a Cristian.

Un director deportivo nefasto

Juan Carlos Cordero han consumido todos los bonus de credibilidad al cargo de la dirección deportiva. Todos sus mercados han resultado rotundos fracasos, bien como único responsable o de la mano de Víctor Fernández y Mariano Aguilar, una sociedad antinatura y cargada de tensiones que se formó para engendrar una plantilla de ascenso con el mayor potencial económico de esta etapa en Segunda. Tampoco en la elección de los entrenadores ha estado muy acertado, menos en el de Víctor, que le fue impuesto. Se pagó por romper su relación contractual con el Tenerife, pero ha resultado el peor de los fichajes. Con su contrato a punto de extinguirse y el Real Zaragoza sumido en una crisis galopante, resulta todavía una incógnita su futuro. Teniendo en cuenta la política de actuación de los actuales dirigentes, que abriga a los hombres-empresa, no sería extraño que se le ofreciese la continuidad o una recolocación a la medida en otro lugar. Durante esta temporada, en verano pero sobre todo en invierno, ha sido incapaz de dotar al proyecto de la solidez necesaria para el asalto pretendido a la élite. Su aparente buen manejo de los tiempos que se había ganado en otros destinos se ha detenido en un Real Zaragoza que le ha venido grande.

Unos servicios médicos bajo sospecha

50 lesiones en año y medio, 20 en el ejercicio actual, son una castigo de dimensiones bíblicas para un club de fútbol. Sin duda ha sido una de las claves para que se desconozca cuál hubiera sido la dimensión verdadera de la plantilla en el caso de no sufrir esta plaga que, en gran parte, cuestiona unos servicios médicos muy por debajo del nivel que exige el profesionalismo. Al frente de un área con pocos medios, el doctor Ireneo de los Mártires, apadrinado por Jesús Villanueva, otro especialista ajeno a la medicina deportiva que también labró su perpetuidad en el puesto a costa de ser médico de cabecera a tiempo completo de la plantilla para maquillar sus desconocimientos para la labor que había sido reclamado, ha recibido varias quejas del vestuario. Una de ellas de los capitanes. Las lesiones articulares son en muchos casos imprevisibles, no en todos, pero la repetición exagerada de dolencias musculares y su tratamiento son un asunto gestionable. Un buen número de futbolistas han buscado segundas opiniones fuera e incluso han renegado directamente de los servicios del club –algunos externalizados– por falta de confianza. Oscurantismo, ambigüedad y falta de información han sido y son las herramientas del grupo que lidera De los Mártires, escudos de la propia inseguridad de sus capacidades.

Entrenadores de riesgo

Un vez más el solar de Víctor Fernández ha reabierto. Cada vez que le han echado del Real Zaragoza o se ha ido, como esta vez, se ha producido un efecto devastador. En el 2008, con la inversión más cara en la historia, el Real Zaragoza acabó descendiendo; esta campaña, con las mayores posibilidades financieras de los 12 años en Segunda, el equipo ya tiene metido el miedo en el cuerpo, en esta ocasión con la Primera Federación en el horizonte lejano aún pero amenazante. La continuidad del aragonés estaba supedita a que le confeccionaran una plantilla de relumbrón que no se produjo y que consintió aun traicionando sus principios. La realidad y su forma de gestionar el vestuario, ajena a un tiempo que ya le había superado, condujo al Real Zaragoza a una despersonalización absoluta, a un estado de bipolaridad entre un ataque frontal y una defensa desguarnecida que acabó con el esperpento frente al Oviedo y su dimisión de novia ala fuga. En lugar de buscar un relevo que recondujera la situación y con David Navarro como cuña eventual, se recurrió a otro técnico de riesgo. Miguel Ángel Ramírez, después de que otros ni descolgaran el teléfono ante la llamada de Cordero, fue el elegido. Había dirigido al Sporting con desigual fortuna, y en sus diferentes aventuras exóticas anteriores y posteriores a Gijón, se había formado en la metodología. Le faltaba sin embargo experiencia, y más para torear en una plaza y en un contexto de máxima dificultad. Con cinco defensas y tres centrales empezó con buen criterio por el principio, proteger e ir hallando soluciones posteriores para equilibrar el equipo en su versión ofensiva. El mensaje estaba claro y sus jugadores lo entendieron. No así los resultados, con una sola victoria, pérdida de masa en ataque y lo peor, sin solucionar el agujero en la portería. Contra el Burgos le pudo el qué dirán y dibujó en la pizarra sus propios miedos, renegando de su sistema y recuperando a futbolistas que no habían aportando nada antes de su llegada y que nada aportaron en ese encuentro. Le queda un panorama para el que no está preparado y otro año de contrato.

Jugadores sin talento suficiente

De los trece fichajes de verano, algo de Bare, algo de Bazdar, un poco de Soberón y pare usted de contar. Los tres víctimas de lesiones musculares que han condicionado su rendimiento. El resto han sido un fiasco para formar un conjunto sin personalidad, ni carácter, ni líderes. Sin calidad individual. Femenías, Vital, Tasende, Calero, Clemente, Kosa, Adu Ares, Marí, Gori y no digamos Aketxe no alcanzado los mínimos en la mayoría de los casos, empeorando progresivamente sus versiones naturales ya de por sí limitadas. Arriaga le ha puesto bravura al centro del campo, Guti entró en la enfermería a las pocas horas del trueque con Aguado (ya titular con el Elche) y Dani Gómez lleva un gol y una expulsión que podría haber sido tarjeta amarilla pero que el delantero vistió de roja con su entrada temeraria. Así está el Real Zaragoza, como un torero tísico al otro lado del telón de acero.

One comment on “Un Real Zaragoza muy enfermo

  • Federico , Direct link to comment

    Análisis ajustado de cómo un club, antes grande, se ha vuelto un club pequeño en todos los aspectos. Eso sí, los señores lo han manejar, aunque esté en 2RFEF o inferior.
    En cuanto al campo, en otros tiempos se pudo hacer con fondos municipales y 68 años que duró. Una cosa ha de quedar clara, cuando se crean sociedades mixtas, SIEMPRE se privatiza el beneficio y se socializan las pérdidas. Y todos los grupos la sostendrán ante la posibilidad , presente o futura, de formar parte de la dirección de dicha sociedad. En definitiva, el vil metal.

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