El equipo nació sobre la base de unos jugadores de los que la mayoría no han dado aún el nivel esperado y un formato vulnerable frente a ciertos rivales
Nadie daba un euro por la continuidad de Gaëtan Poussin en la plantilla del Real Zaragoza pese a contar con contrato hasta 2026. Hoy, el portero francés escucha cánticos en su honor después de varias actuaciones sobresalientes desde que la lesión de Joan Femenías, en principio propietario del puesto, le abrió las puertas de la titularidad. Tenía los guantes en la maleta cuando el cuerpo técnico decidió dar marcha atrás en el fichaje de un tercer guardameta y redirigir ese gasto hacia otras contrataciones. Poussin es la punta del iceberg de un equipo que realizó 13 fichajes en el mercado de invierno y que después de ocho jornadas ha tenido que reprogramarse al no dar la mayoría de ellos el nivel esperado. El objetivo sigue siendo la lucha por el ascenso, pero para conseguirlo será imprescindible que todos los nuevos alcancen su mejor versión porque en esta plantilla no sobra nadie y todavía se echan de menos futbolistas que se quedaron en el tintero en un mercado de verano incompleto respecto a las necesidades de un conjunto aspirante a subir a Primera.
Tampoco estaba Lluís López entre los elegidos. Sólo en una de las tres temporadas anteriores, por las lesiones de Alejandro Francés, el catalán tuvo una considerable participación junto a Jair. Con el zaragozano traspasado al Girona, el portugués inscrito en la lista de transferibles y la imposibilidad de llegar a un acuerdo por Lekovic con el Estrella Roja, el central fue una recurso de urgencia para acompañar a Bernardo Vital, quien tuvo que debutar de urgencia en Cádiz por la negativa de Jair a entrar en el once. Desde entonces, López a tenido un comportamiento más que correcto al lado de Vital, lo que retrasó el debut de Sebastián Kosa. Su expulsión en El Molinón permitió que el eslovaco se estrenara en la alineación frente al Racing, reuniéndose la pareja de centrales que se había previsto como fija en los planes de Víctor Fernández. La mala actuación del eslovaco, unida a otra secuencia de errores del ex del Estoril tras los de Gijón, han dejado esa parcela en una inquietante cuarentena, con Lluís López de regreso por la ausencia de Kosa, reclamado por la sub 21 de su país. El Real Zaragoza ha visto rota la red de seguridad en los últimos cuatro partidos, en los que ha encajado seis de los siete goles que lleva en contra, mientras Calero cumple con nota con su cometido y Tasende, pleno de alegrías en la faceta ofensiva, ha dejado su pasillo desatendido en no pocas ocasiones. La lesión del lateral izquierdo dio pase a Enrique Clemente, muy desafortunado y expulsado ante el Sporting.
La baja de Keidi Bare ha coincidido con tres derrotas en los cuatro partidos disputados sin el albanés. Francho y Moya, estupendos revulsivos antes de la lesión de su compañero, no han mezclado bien en algunos casos por un formato 1-4-4-2 del que ha desaparecido Aguado –de Gori nada se sabe y hoy se ha caído por primera vez de una citación– y que debería revisarse en función de rivales que lo han desmontado por completo como hizo el Racing el pasado sábado. El problema en la medular será menos con la vuelta de Bare, pero quedan pendientes un par de asuntos capitales por resolver: que Adu Ares entre en la dinámica del equipo y de la categoría después de dos partidos de titular en los que se percibió un jugador desconectado, casi apático. El extremo derecho le está provocando serias jaquecas a Víctor Fernández, quien después de experimentar con Bermejo y ante las dudas que genera Ares, ha optado por recolocar a Aketxe en ese lugar pero con libertad para desplazarse por la zona interior del ataque. El de Getxo, aunque va mejorando físicamente respecto al lastre que le supuso a falta de pretemporada y la lesión que sufrió, está lejos de sus prestaciones más reconocibles. La descompensación en el centro del campo está afectando también a un Liso exigido como único recurso de desborde por banda y obligado a constantes esfuerzos defensivos.
La delantera no escapa a esta reprogramación. Mario Soberón arrancó en punta con Samed Bazdar para convertirse en el goleador del Real Zaragoza. Un delantero sin apenas experiencia en el fútbol profesional, se elevaba con silenciador pero balas y puntería por encima de la hipotética gran promesa serbia y adelantaba a Alberto Marí, cedido por el Valencia. Con cinco tantos en seis encuentros y encabezando la lista de máximos realizadores junto a Andrés Martín, Víctor Fernández le sentó en el banquillo para entregar el ataque a Bazdar y Marí, su dueto preferido pese a los números del cántabro y la nula productividad del alicantino. Nadie entendió la suplencia de Soberón en Gijón y la semana se hizo larga por la polémica hasta que fue devuelto a la titularidad ante el Racing con diana incluida. El Real Zaragoza quería ser uno y es otro. Con piezas en apariencia menores que no encajaban en la estructura y ahora soportan gran parte del peso y vigas maestras que no otorgan la firmeza esperada. Todo esto deja al descubierto un mercado de verano muy deficiente y el riesgo de reinventarse en cuanto surge algún inconveniente. Con la mirada puesta en la siempre dudosa venta de invierno sin descolgarse de la parte alta de la clasificación para cubrir lagunas posicionales y potenciar un proyecto de ascenso que peligra con tanta vacilación.
Gori se cae por primera vez de una lista y regresan Lluís López, Clemente y Keidi Bare https://t.co/bsvRPshfe3
— Alfonso Hernandez (@alfonherndez) October 10, 2024
Si Gijón fue un accidente, y el Racing un equipo superior, en Tenerife no cabe otra que ganar, si se quiere aspirar firme al play off.
Y dos observaciones, solo Bermejo está capacitado para cubrir minutos de Aketxe pero en iguales condiciones que se nueva con libertad. Y reseñar que de momento ningún central de los que juegan han demostrado ser mejor que Jair, ninguno.