Una derrota que alegra el día

El Millonarios hace valer su mayor ritmo competitivo y a su meta Montero para llevarse el Trofeo Carlos Lapetra (1-2) ante un Real Zaragoza electrizante en fase ofensiva al cambiar el rombo por el doble pivote

Hay derrotas que te alegran el día, en este caso la noche. Es el caso de la que sufrió el Real Zaragoza contra el Millonarios en el Trofeo Carlos Lapetra, que viajó hacia Colombia gracias al mayor ritmo competitivo del adversario (también a su clase en la definición) y, sobre todo, a la actuación estelar de su portero, Montero, quien hizo de paraguas frente a la torrencial lluvia de remates del conjunto aragonés. El gigante cafetero de casi dos metros detuvo con mano firme lanzamientos de Francho, Mesa, Bakis, Grau, Azón y Gámez, por tierra y por aire, que le hicieron merecedor de un resultado mejor al electrizante equipo de Fran Escribá. La diferencia de categoría sólo se percibió en algunos momentos del encuentro, con mayor incidencia cuando hubo que imprimir velocidad en las transiciones. La frescura de Millonarios, con Pereira y un Cataño soberbio en la sala de operaciones y Paredes apuñalando la banda derecha, escenificaron esa distancia que el conjunto aragonés equilibró con bastante más argumentos en cuanto el técnico varió de un rombo inicial vulnerable a un doble pivote con más pujanza y verticalidad en sus decisiones. Se escapó el trofeo, pero el Real Zaragoza se mantuvo en pie con un fútbol bravo y no exento de control y llegada que, de mantenerlo en la Liga, puede servirle para estar muy arriba.

De los amistosos anteriores no se podían extraer grandes conclusiones. Este, el de mayor exigencia sin duda, sí dejó un poso de mayor grosor. El Real Zaragoza, cuyo asedio a la portería de Montero fue constante, mantuvo la intensidad y la capacidad de reacción necesarias en el torneo que le espera a partir del día 12. No bajó los brazos pese a la meteórica contra de Paredes que descuadró a Toni Moya en la persecución y que supuso el gol de Beckham Castro ni frente al cañonazo de Cataño, un tiro en la frente que a otro cualquiera le hubiera dejado seco para seguir en el encuentro. De esas cenizas después de haber malgastado mucha pólvora, resurgió sin que le llegara para alcanzar la tanda de penaltis, pero en su contestación altiva y tenaz marcó Bakis su primer tanto y hubo un buen puñado de oportunidades para igualar el marcador. El turco despertó por fin en todos los sentidos y mostró su repertorio, que le alcanza para ser pionero en la creación de la jugada, muy lejos del área, y para terminar el trabajo muy cerca de la red. Se juntó arriba con Cuenca primero y con Azón después, si bien parece un tipo capacitado para trabajar solo y con buen apetito en la cocina ofensiva.

La apuesta de salida por el rombo facilitó el lucimiento de Marc Aguado, un futbolista excelso y laborioso, con una visión magnífica y no poco liderazgo, pero deslució a Francho y Moya, que en los vértices perdieron encanto y presencia. Ambos pertenecen, a su manera, a la dinastía de los protagonistas, y en un segundo plano vagabundearon entre los malabarismos de Cataño y un contrincante con mucha escuela para dar salida al balón entre los espacios abiertos por el triángulo zaragocista. El regreso en la segunda parte al 1-4-4-2, que es a lo que quiere jugar Escribá en cuanto Cordero le proporcione extremos, naturalizó a un Real Zaragoza que con Puche y Cortés en las bandas y Aguado y Francho de pareja creativa elevó su vuelo. El 0-2 daba a Millonarios margen para exhibirse, y lo intentó. Sin embargo, una falta botada por la zurda lúcida de Cortés permitió dos remates consecutivos a Bakis, que no perdonó en la repetición con el pie lo que Montero le había negado con la cabeza. Ese tanto contuvo a un Millonarios que también acusó el peaje físico de una cita de ritmos altos. Se defendieron los colombianos bien y al Real Zaragoza le sobró algo de precipitación ante un Montero colosal que abortó como cierre de campaña una vaselina de Gámez. Hay derrotas, como esta, que permiten un gran espacio para la satisfacción.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Luna (Fran Gámez, 76′), Borge, Jair (Lluís López, 76′), Nieto; Francho, Marc Aguado (Jaume, 76′), Toni Moya (Cortés, 63′); Maikel Mesa (Puche, 63′); Bakis, Cuenca (Iván Azón, 46′).

Millonarios FC: Álvaro Montero; Stiven Vega, Álex Moreno Paz (Elvis Perlaza, 13′), Andrés Murillo Jorge Arias, 72′), Omar Bertel; Luis Paredes, Juan C. Pereira, Larry Vásquez (Daniel Giraldo, 72′), Beckham Castro (Jader Valencia, 72′); Juan Carvajal (Leonardo Castro, 64′), Daniel Cataño (David M. Silva, 64′).

Goles: 0-1 (55′): Beckham Castro. 0-2 (60′): Daniel Cataño. 1-2 (67′): Bakis.

Árbitro: Soto Grado (Comité Riojano). Amonestó a Maikel Mesa (42′), Larry Vásquez (46′).

Estadio: La Romareda. 15.358 espectadores. LI Trofeo Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra.

Foto Real Zaragoza

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