Ocho partidos después se buscó y se encontró la victoria. Tres meses después se ganó en casa. Con tres centrales por primera vez este curso, con un equipo que sacó pecho táctico yéndose al campo del Leganés con sangre en los ojos. Julio Velázquez consiguió lo que buscaba, en concreto un Real Zaragoza, ordenado, agresivo y belicoso en las segundas jugadas que le entregó en la misma bandeja el triunfo y la cabeza del líder. El encuentro del conjunto aragonés fue un ejercicio de esfuerzos continuados y colectivos para conducir al Leganés a un estado de incomodidad absoluto, un rival que apenas visitó a Rebollo pese a alinear dos delanteros con mucho gol, Diego García y Miguel de la Fuente, mientras Mollejo se dejaba el alma como única alternativa atacante local.
Mouriño se sumó a Jair y Francés en defensa del eje central y Toni Moya se recostó en un triángulo medular con Aguado y Francho. El técnico salmantino, además, entregó los carriles a Gámez y Valera. Ese cóctel resultó fundamental para llevar el partido donde quería el conjunto aragonés, al espacio del cuerpo a cuerpo, a una constante presión muy adelantada y a un fútbol tan primitivo como eficaz para este compromiso de máxima exigencia. Con y sin balón, por las venas del Real Zaragoza corrió el compromiso y la competitividad que hasta este momento habían desaparecido en un laberinto de resultados nocivos para la salud mental del equipo. Hubo fases en las que las que la pasión se confundió con los nervios, pero en cuanto Mesa marcó, ya cerca del descanso, los futbolistas de Velázquez se despojaron del miedo y encontraron sentido a su misión, que no era otra que ganar para detener una caída que parecía infinita y, por supuesto, la angustia del eterno perdedor.
El plan era difícil. El Leganés tiene recursos y potencial individual para, como hizo, templar el fútbol sin urgencias aun yendo por detrás. Con todos los obstáculos por delante, sin delantero natural y con un apetito insaciable, el conjunto aragonés se entregó a la erosión del enemigo a la espera de su oportunidad. Tuvo la paciencia del cazador que encañona a un elefante con su última bala y confío su suerte a su mejor tirador, a Maikel Mesa. Una transición de Francho acabó en los pies del canario, quien congeló el área y batió a Diego Conde, el portero menos batido, con la cadencia del definidor por antonomasia. Es la cuarta diana esta temporada de un pichichi con frac siempre que le invitan al baile.
A partir del gol, el primero después de cuatro partidos de desolación ofensiva, el Real Zaragoza elevó varios peldaños más su moral y su fe, iluminada por la posibilidad de salir de la cañada del diablo en la que se había metido. Su fútbol subió aún más en intensidad y el Leganés empezó a mirar el reloj como el condenado a la horca a pocos pasos del cadalso. Su entrenador, Borja Jimémez, sacó toda la artillería con Djouahra, Ureña, Portillo, Cisse y Naim, y Julio Velázquez activó los cambios a partir del minuto 80, todos con sentido para muscular a un equipo muy desgastado, para contener el arreón final del Leganés, que por fin saltó la muralla con al zurda de Raba y un centro que Mouriño despejó bajo la portería.
Contuvo la respiración La Romareda, tan acostumbrada a que en los últimos tiempos los puñales acabaran en su espalda con el encuentro en fase de prolongación, pero esta vez el Real Zaragoza fue de cara hasta el último suspiro. Aguerrido, contundente, Francés, Valera, Gámez, Mollejo… Todo corazón y con la sangre en los ojos que distingue al ganador de una paz espiritual y deportiva que halló a través de una batalla muy bien planteada e interpretada.
Real Zaragoza 1: Rebollo; Fran Gámez, Francés, Jair, Mouriño; Francho, Toni Moya (min. 89 Vaquero), Marc Aguado (min. 88, Bermejo), Germán Valera (min 92. Borge), Maikel Mesa (min 80, Grau); Mollejo (min. 88, Enrich).
CD Leganés 0: Diego Conde; Miramón, Jorge Sáenz, Sergio González, Franquesa (min. 87, Naim); Neyou (Cissé, min. 78), Undabarrena (min. 78, Djouahra), Raba, Chicco (min. 63, Portillo); Miguel, Diego García (min. 78, Ureña).
Gol: 1-0, M.39: Maikel Mesa.
Árbitro: Salvador Lax Franco (Comité de Murcia). Mostró cartulina amarilla a Aguado (m.28) y Mollejo (m. 34) del Real Zaragoza y a Miguel (m. 65) del CD Leganés.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimoctava jornada de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio municipal de La Romareda ante 21.728 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Luis Blasco, que fue consejero delegado del Real Zaragoza.
Pues resume muy bien el partido con la expresión: «un fútbol primitivo y eficaz…» ese fue el guión del partido, al que se debe añadir un admirable despliegue físico.
Enhorabuena a todo el Zaragocismo. Ya era hora de disfrutar un poco después de tanta amargura.