Sigue Víctor Fernández subido en la opinión alada de los medios de comunicación seducidos por su pasado y su futuro, informando sobre un presente subjetivo con máscara de la objetividad que otorgan las siempre cuestionables sensaciones. El entrenador zaragozano ha sumado cuatro puntos de doce posibles en los cuatro partidos que ha dirigido desde que cogió el testigo de un Julio Velázquez abonado a la derrota que, sin embargo, el empezar su aventura en el Real Zaragoza en lugar de Fran Escribá derrotó, después de caer en su debut en Albacete, al líder Leganés con su sistema de tres centrales y empató fuera con el Espanyol y con el Amorebieta en el mismo número de jornadas. Sumaba, por tanto, un punto más. En el catálogo de entrenadores revulsivos, Escribá relevó la temporada pasada a Juan Carlos Carcedo y cosechó tres igualadas y un triunfo frente al Ibiza. Salvo Iván Martínez, el propio Víctor en su primera experiencia en Segunda, JIM, Agné, Láinez, Popovic y Víctor Muñoz presentaban mejores números, mientras que Alcaraz y Carreras consiguieron los mismos. El conjunto aragonés se ha echado hacia delante con un técnico que antepone su credo a la configuración real de las plantillas, que por lo general han favorecido su atrevimiento. Este equipo que ha cogido no le gusta, como ya ha manifestado en varias ocasiones, y en cuanto tiene la oportunidad lo recuerda no sin antes darle una capa de elogios relativos a la actitud, la profesionalidad y el buen rollo.
Es cierto que frente al Tenerife, al que se goleó, y contra el Levante, frente al que se perdió, el Real Zaragoza ha tenido un aire superior no sin cometer graves errores defensivos y pisando el área rival con más asiduidad, una pujanza atacante que contra Espanyol y sobre todo Mirandés durmieron el mismo sueño que con los entrenadores precedentes. Algunos futbolistas dieron o recuperaron su mejor versión en el Ciutat de Valencia, otro detalle que habla bien en su intento de certificar la permanencia lo antes posible y sin agobios. Las impresiones que dejaron Escribá y Velázquez en sus respectivos estrenos se ensalzaron con el sólido argumento de los resultados. Víctor Fernández, al que habrá que enjuiciar con mayor perspectiva cuando finalice la campaña, tiene mejor prensa, que escarba con especial énfasis en la cierta medianía del vestuario procurando sobrevolar sobre si el manejo del mismo es el adecuado con el nuevo inquilino. Que Mouriño haya sido bautizado de lateral apenas se cuestiona pese a que el uruguayo se le vea especialmente incómodo en esa posición. Que Bakis tenga pasaporte de titular aun siendo su estado de forma una lástima y que se desplace a Azón a la banda en labores de doble carrilero cuando viene de marcar tampoco ha provocado crítica alguna. Del ostracismo de Gámez, ni mu. ¿Una victoria en tres encuentros? A otra cosa mariposa. Víctor Fernández, por ahora, es casi el peor apagafuegos de estos últimos once años, pero ¡ay de aquel que cuestione que es el mejor! Es esta premeditada o rústica tesitura mediática, lo que golea son las sensaciones y las entretenidas ruedas de prensa. Si el ejercicio que viene le ponen un equipo con buen pie hasta del utillero, ascenderá ayer.
No olvidemos que el equipo todavía rema con el viento a favor y el colchón de puntos sobre los de abajo permite sonreír al propio técnico pese a sobreasctuar sobre las muchas dificultades de la permanencia El conformismo mediatico aumento el mérito de Víctor por sacar partido a una plantilla que en líneas generales no le gustan. Todo se le perdonará salvo que se consume una muy improbable catastrofe. Mientras tanto el equipo está en un, ay!. Es muy endeble pese a las últimas sensaciones.
Encantados deben estar Sanllehí (y algo menos Cordero) de que Víctor concentre el foco. Pero al final, los números cantan: 4 de 12.