Vigaray, un superman con demasiada kryptonita en el cuerpo

El poderoso lateral, con un historial médico de lesiones demasiado extenso,  será sometido este jueves a una artroscopia diagnóstica al no haber remitido las molestias en su rodilla derecha. La dirección deportiva, como prevención, busca un refuerzo urgente para esa posición

Carlos Vigaray venía para lateral grande. Sus excepcionales cualidades como lateral derecho y un físico privilegiado que le presentaban con un defensa de un estupenda proyección se han encallado en una constante predisposición a lesionarse a lo largo de su carrera profesional, sobre todo los últimos años. El Real Zaragoza ha confirmado hoy que el madrileño «será sometido este jueves a una artroscopia diagnóstica, al no haber remitido las molestias en su rodilla derecha, tras el tratamiento conservador que se le ha aplicado desde el tramo final de la temporada pasada». La insistente dolencia tiene un precedente en un edema óseo que se le produjo en la misma articulación en 2017, cuando militaba el Alavés, y que le tuvo casi diez meses en el dique seco. En un principio se establecen tres semanas de baja para que vuelva al trabajo que podrían extenderse a seis según cómo evolucione. En el peor de los casos se perdería toda la pretemporada y no podría arrancar el año competitivo junto a sus compañeros.

La necesidad de fichar o adquirir un jugador para ese puesto, cuestión que ya se ha estudiado por la dirección deportiva, se ha convertido en un asunto urgente. Vigaray, mientras el cuerpo se lo ha permitido, ha dejado huella profunda en el equipo por su calidad, pero no lo suficiente como para considerarle una pieza de garantía y de rendimiento continuado. Su historial médico es preocupante, porque además de esos problemas en la rodilla ha descarrilado en demasiadas ocasiones por su fragilidad muscular, con incidencia en los isquiotibiales. En la séptima jornada del ejercicio 2019-2020, se lesionó en Lugo para regresar y volver a romperse a las tres semanas en el Carranza frente al Cádiz. Seis jornadas después recayó contra el Albacete. De regreso del confinamiento por causa del covid-19, esta vez fue el isquiotibial izquierdo en que le tuvo fuera durante cinco encuentros.

La temporada pasada también le resultó un calvario cuando los isquios no resistieron en el partido de ida ante el Alcorcón. Se esperaba una recuperación en tres semanas que se convirtieron en nueve hasta que reapareció en El Toralín. Si Vigaray volvía a la titularidad, tenía dos marchas: a medio gas hasta que ganaba en confianza superado el proceso de recuperación, y a toda máquina que le transforman en un futbolista de otra categoría superior. No obstante ni mental ni físicamente ha logrado responder a la grandes expectativas depositadas en él cuando fue contratado del Alavés. Ha sido un jugador de media curso, influido por esos viajes de ida y vuelta a la enfermería y una rodilla que no termina de sanar y que provocó que Tejero se hiciera con el puesto mientras el de Leganés contemplaba los partidos desde el banquillo sin participar un solo segundo.

Uno de los mejores productos en la historia de la cantera del Getafe, debutó un 16 de enero de 2014 de la mano de Luis García ante el Barcelona en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. 30 días más tarde se estrenaba en Liga contra el Madrid para frenar a Gareth Bale. Carlos Vigaray no ha conseguido despegar en sus dos años en el Real Zaragoza como tampoco lo logró en el Coliseum ni en Vitoria. Es un supermán con demasiada kryptonita en el cuerpo.

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