Vuckic, el delantero que nunca estuvo allí

Una de las salidas más urgentes para ir dejando posiciones en la plantilla y libera algo de masa salarial por su alta nómina, era la del esloveno Haris Vučkić, un delantero que compartió la maldición con los atacantes del Real Zaragoza la temporada pasada junto al Toro Fernández y Álex Alegría al marcar entre los tres un solo gol (sólo se le recuerda un tanto en un amistoso de pretemporada contra el Girona). El club ya le ha conseguido plaza en Croacia, en el HNK Rijeka, durante jugará en calidad de cedido  esta temporada. Su trayectoria en el conjunto aragonés ha sido la de un satélite en constante búsqueda de su órbita. Venía con la fama relativa de haber hecho 11 dianas en el Twente de la Liga holandesa y de ser habitual con la selección de su país, Un fichaje muy de Lalo Arantegui, quien lo ató en febrero de 2020 con la carta de libertad pero un desembolso de 400.000 euros para el futbolista, la cantidad más alta que se cobra el el vestuario zaragocista.

El fracaso ha resultado rotundo con un jugador que tiene contrato hasta el 2023 y que jamás ha dado señales vitales sobre el campo.  Con Rubén Baraja tuvo cuatro partidos de titular e Iván Martínez le dio una oportunidad frente al Rayo en La Romareda. Con Juan Ignacio Martínez llegó  a intervenir 18 minutos, por lo general superado el minuto 85 de los partidos, un papel completamente residual.  Con figura de ariete, alto y prometedoras maniobras que nunca cumplía, se fue apagando antes de encenderse. Vuckic ocupaba lugares intrascendentes, pocos dañinos para los defensas, y bajaba varios escalones en la búsqueda del balón,  a años luz de su campo de acción.  Tampoco, como el resto de sus compañeros de línea, le ayudó mucho el escaso suministro recibido del centro del campo. Aun así, daba la sensación de palidez en sus intervenciones, de no estar nunca en el lugar adecuado ni siquiera para fallar.

En octubre se fue con Eslovenia y consiguió un hat-trick contra Moldavia que hizo albergar ciertas esperanzas de que hubiese roto el hielo. Pero regresó con el mismo velo de chico desvalido en el espíritu. Se ha trabajado, como con Larrazabal y Ros, para hallarle un destino que alivie la bolsa y ofrezca espacio para, seguramente, Álvaro Giménez.  Quizás en Croacia encuentre su lugar este delantero centro sin brújula ni espada de matador.

 

 

 

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