La entrevista de Fernando de Yarza en COPE Zaragoza ha dejado a la nueva propiedad en varios fuera de juego. En primer lugar, si es cierto, como aseguró, que ha vendido sus acciones al grupo Mas a la espera de cobrarlas cuando el equipo suba a Primera, no tiene ningún derecho a manifestarse en un medio de comunicación en nombre del Real Zaragoza SAD. Si todo lo que dice es verdad en cuanto a su situación personal, se da por entendido que está fuera del tejido empresarial y deportivo de la entidad, y por lo tanto las distintas informaciones que derramó sobre el micrófono fueron en un contexto como mínimo de deslealtad. Resulta complicado creer que tuviese la bendición de los dueños para airear todo el proceso de la compraventa; acusar al grupo Orlegi de infame; relatar las interioridades de su amigo Juan Forcén, que forma parte del consejo entrante, y contar que Luis Carlos Cuartero, que no ha dicho ni mu como es su costumbre, se irá en unas semanas después de renunciar a un cargo que le ofreció Raúl Sanllehí.
Esa divulgación de asuntos que ya sólo pertenecen a Jorge Mas y sus socios sólo se puede interpretar como el ataque de notoriedad de un personaje enquistado en el narcisismo del poder autocrático que se ha adjudicado y, sin duda, confirma que en el trasvase de títulos se ha incluido uno de los grandes defectos del pasado, la falta de transparencia. Yarza, sin duda animado por ese agujero negro que habrá que iluminar lo antes posible –la Junta General Extraordinaria de Accionistas del próximo día 27 como muy tarde–, se sintió autorizado por la gracia de sí mismo para continuar jugando en un equipo en el que no tiene dorsal. «Mi ciclo ha acabado y solo soy ya un abonado más», explicó. Como abonado vip que se considera, en esta comparecencia mediática sobrepasó muchas líneas, delgadas, gruesas e inaceptables, que el fondo inversor no debería tolerar para acabar de una vez con el rancio modus operandi de los antiguos dueños en muchas cuestiones. Si no salpicará su credibilidad en cuanto a que la transformación, aún lejos de tratarse de la profunda metamorfosis que necesitaba el club, iba a suponer una reforma profesional en los cargos directivos. Siempre que el VAR no aconseje la revisión de esa venta de las acciones de Yarza, no vaya a ser que el empresario aragonés este en posición legal para hablar de lo que le dé la gana.
De momento, decepcionante la llegada de esta nueva propiedad. Veremos…
Un par de veces al día me leo el artículo de «el monólogo de Yarza». Cada vez que lo leo descubro un matiz nuevo…