Zapater supera a Lapetra, Santos, Reija, Casuco y Juanito Ruiz

Alberto Zapater cumplirá el próximo curso su 11ª temporada en el Real Zaragoza, toda una vida dividida entre el amanecer y el ocaso profesional del centrocampista. El aragonés agiganta su leyenda de fidelidad al club y superará en ese ranking nada menos que a tres Magníficos, Lapetra, Santos, Reija Casuco, y al mítico Juanito Ruiz, el señorito de los Alifantes, todos ellos con diez campañas de permanencia en el club. Igualará a González, Pardeza, Aragón, Belsué, Güerri, Marcelino e Irazusta en una lista liderada por los 16 cursos de Cuartero y Yarza. Violeta, Nieves, Aguado y Cedrún preceden también al futbolista de Ejea de los Caballeros.

El capitán, fundamental en la recta final del ejercicio recién finalizado para evitar el descenso, completará siete años en Segunda, los seis consecutivos con el que viene desde que regresó a casa en 2016 y el del 2008, cuando después de bajar con la plantilla más cara de la historia colaboró al regreso a la élite en el equipo que por entonces entrenaba Marcelino García Toral. Su trayectoria en Primera abarca cuatro temporadas: desde su debut con tan solo 19 años en 2004 de la mano de Víctor Muñoz en el partido de ida de la Supercopa frente al Valencia hasta el derrumbe del 2008. De vuelta a la Liga, Agapito Iglesias le traspasó al Genoa. «No hay palabras para agradecer lo bien que me ha tratado este club. Es el mejor del mundo», dijo emocionado en su despedida.

El resto es una constante historia de superación tras su paso por el Sporting de Portugal y el Lokomotiv de Moscú, donde unos problemas de pubis le condujeron directamente al infierno personal: una operación de la que salió sin capacidad ni para esprintar y la notificación del club ruso para que se buscara un nuevo destino. Era 2013. Durante dos años se entrenó con los juveniles, con el segundo equipo, mañana y tarde… Pensó que todo se había acabado, pero el Real Zaragoza apareció de nuevo en su camino y se reconstruyó físicamente, lo suficiente para volver a competir y, en los momentos de menor participación, para colaborar puntualmente con su experiencia y el vínculo incuestionable de zaragocismo que le corre por las venas.

No es sencillo encontrar en estos tiempos de cambios acelerados y movimientos frenéticos del mercado a futbolistas con ese arraigo a una camiseta y a un escudo, a un compromiso con la escuela en la que se formó y a la que quiere devolver a sus días de mayor gloria. Alberto Zapater, al margen de las categorías donde ha militado y de un destino partido en dos, se ha convertido en un clásico del Real Zaragoza en el particular reloj de los feligreses.

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