Zapater: «Veo una pared y quiero pasarla»

Zapater no levanta la cabeza mientras espera las preguntas de los medios de comunicación. Zapater tiene algo en la cabeza (el Real Zaragoza, claro). Serio, muy serio, solo eleva la mirada cuando le alcanza la primera cuestión. El capitán no regala un solo gesto relajación aun con la temporada resuelta a favor de la permanencia. Es su profesión, su pasión y también su dolor. «He pasado muchos días que me ha costado conciliar el sueño porque hemos estado a punto de bajar. Desde el principio se torcieron mucho las cosas y cada jornada tenías que enfrentarte a una final, y eso es muy complicado gestionarlo. Lo hemos sacado adelante por suerte y por el bien del zaragocismo», explica el centrocampista.

El futbolista insiste en las dificultades de administrar emociones y soluciones en un contexto de máximo peligro. «El jugador pierde confianza, seguridad, duda de sí mismo… Es para estar orgullosos de haberlo conseguido porque la situación era muy crítica. Estar así todo el año no es fácil, al borde de la sensación de que se acaba el mundo, y se sufre más de la cuenta. Ves pasar entrenadores y se te pone cara de descenso», comenta Zapater, quien apunta un consejo didáctico. «Deberían enseñar a perder porque es lo más común y hay que estar preparado». Para el canterano, la llegada de JIM resultó fundamental. «Cambió nuestra mentalidad, trajo aire fresco y vino como si no pasara nada, con una gran ilusión que caló en el vestuario. Gracias a él esto ha salido adelante. Se ha ganado el respeto y el cariño del zaragocismo».

Francés, Francho, Iván Azón… «No soy objetivo porque me veo reflejado en ellos. Hay que estar orgulloso de la cantera, un tema que no es de ahora. La mezcla de juventud y veteranía es buena para el club. Ellos vienen limpios de mete, con ilusión, y nosotros aportamos otro tipo de cosas dirigidas a que mejoren en ese proceso de aprendizaje diciéndoles cuándo se equivocan, animándoles a seguir». ¿Y hasta cuándo va a seguir Alberto Zapater? El de Ejea no aparecía en las las alineaciones y en el momento más delicado vino para quedarse y para aportar. «Nunca voy a ser un problema, no me ata un contrato. Me voy a mi casa y ya está. El día que deje de jugar no jugaré más. Si lo hago es porque creo que puedo ayudar», acentúa el futbolista.

Zapater, circunspecto, recuerda por qué está aquí y por qué cada mañana da gracias por su trabajo. «Tengo ilusión por jugar con gente en La Romareda, por ver qué camiseta va a ser la del próximo año, porque mis hijos sean conscientes de que me esfuerzo, me sacrifico, que trabajo día a día. De esos valores que para mucha gente transmito. El Zaragoza es mi vida y soy un privilegiado en poder elegir. He acabado la temporada disfrutando en el campo y ahora solo pienso en el próximo partido, en cuidarme en verano y ganarme un puesto en pretemporada». Por si quedaba alguna duda. «Nunca arrojo la toalla. Veo una pared y quiero pasarla, por eso sigo jugando, por eso estoy todos los días al pie del cañón».

 

 

 

 

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