El Real Zaragoza y sus guerras del fin del mundo

Hace muchos años que el Real Zaragoza es un invitado más en los organismos del fútbol español. Ha perdido peso deportivo y de influencia en los estamentos, y en la actual tesitura, con Christian Lapetra en la junta directiva de la Federación Española de Fútbol, su presencia en el centro de las decisiones es prácticamente testimonial. La guerra para que Francés, Francho y Azón, citados con la sub 21 en Las Rozas el lunes al mediodía, estuvieran presentes en el partido contra el Cartagena (22.00 horas) se ha perdido presentando la mínima batalla posible. Había razones de peso y de lógica para que se consiguiera que los canteranos, titulares hasta ahora para Juan Ignacio Martínez, permanecieran en Zaragoza hasta la finalización del encuentro para luego acudir a Madrid. El estamento que preside Rubiales, sin embargo, denegó esa posibilidad desde que fue planteada y se desconoce si desde las oficinas de Eduardo Ibarra ha habido algún tipo de insistencia en el tema. El técnico era optimista porque le parecía lo más razonable, pero ha tenido que hacer la convocatoria sin ellos y este lunes deberá reformar el once en, como mínimo, esas tres posiciones. Habrá que escuchar que el odio nada disimulado que se profesan Tebas y Rubiales ha cogido de por medio al Real Zaragoza. Pongamos muy en cuarentena el victimismo: en función de la textura del caso, si se hubiese dado el mismo problema en otro club y con otra directiva menos pusilánime, por ejemplo la Real Sociedad, el tema se habría resuelto a favor.

Un central como la copa de un pino, el centrocampista con más despliegue y un delantero que ante el Cartagena, al margen de lo sucedido, es muy posible que se sentará en el banquillo. El descosido es considerable teniendo en cuenta que el equipo está muy tierno como para someterse a una cirugía tan profunda. Lluis López se examinará a lo grande junto a Jair, Zapater debutará esta temporada en el once e Igbekeme seguirá por las circunstancias dado su pobre rendimiento en un centro del campo en el que se espera por la derecha a Borja Saiz antes que al superficial Bermejo. Arriba, Álvaro Giménez cogerá el testigo de Azón ya como apuesta definitiva en ataque. De toda esta agitación, lo más sobresaliente es el regreso de Cristian Álvarez a la portería después de haberse recuperado de la contractura que le impidió estar en Valladolid. En el plano anecdótico aunque sustancial por la marejadilla que hay de fondo, la presencia en la convocatoria de Javi Ros, con quien no se cuenta para nada, provoca perplejidad. En total se prevén cinco variaciones con respecto a la alineación de Pucela.

Durante la larga semana de casi diez días, el Real Zaragoza ha afrontado el choque contra el Cartagena tan pendiente de la preparación del encuentro como de ir cerrando la plantilla como bien o mal ha podido Miguel Torrecilla. Ha llegado Nano Mesa –hoy partirá desde el banco– para sumar arriba y se espera que lo haga el internacional panameño César Yanis, un volante zurdo de muy poco físico que en su país destaca por su habilidad para superar rivales. La operación con el centrocampista, que se aproxima mucho a lo experimental, tiene su miga. En el Real Zaragoza nadie ha abierto la boca, y ha sido el presidente de su equipo, el Club del Este, quien ha hecho de portavoz de la negociación y de los pasos del jugador, quien viajó desde su país y ha pasado el reconocimiento médico en la Clínica Quirón para volver a Panamá reclamado con su selección. El chico se sacó una foto en solitario frente a las oficinas del club y se le espera de vuelta para el 10 de septiembre más o menos.

La Liga, además, se ha complicado en su arranque. La visita del Cartagena, aunque apenas haya amanecido el campeonato, ya lleva impresa la urgencia por un triunfo. JIM explicó que no había ansiedad pero que había que ganar, es decir que un poco de prisas sí que hay. La jornada de sábado y domingo hizo que el Real Zaragoza, con un solo punto en las dos primeras jornadas, se acostara en zona de descenso, algo de momento anecdótico pero que no conviene prolongar una sola semana más para no despertar tan temprano a los viejos fantasmas. Los murcianos no se presentan mejor. Han perdido sus dos partidos, aunque ante dos rivales que pese a caer esta jornada apuntan a lo más alto, Almería y Huesca. Con diez incorporaciones en el mercado de verano, no se ha reforzado nada mal para sobrevivir. Boateng, Tejera, Ortuño, Antonio Luna (lesionado), Pedro Alcalá, De la Bella, el finísimo Gallar… Una legión de veteranos de la categoría de la que es mejor no fiarse siempre que en punta la represente Rubén Castro.

Con el mercado a punto de bajar la persiana y un fichaje aún pendiente, todo apunta a un centrocampista ofensivo, el Real Zaragoza de las guerras del fin del mundo tendrá que exponer más argumentos que en sus anteriores compromisos para sumar los tres puntos. Sobre todo en la medular y, cómo no, arriba, donde por el momento sigue sin gol. Perdido sin demasiadas balas en el cargador el pulso de los sub 21, que tampoco estarán ante el Alcorcón, vencer tiene doble fondo: comprobar que existen recambios de garantías y la recarga de energía moral que supondrían los tres puntos para un equipo con muchas piezas por ajustar y por descubrir. Es una terapia de choque en toda regla.

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