Fiel retrato de la pobreza

Alguna vez tenía que ocurrir, que un equipo superior, muy superior, se llevara por delante al Real Zaragoza. Se le pueden reprochar muchas cosas al conjunto aragonés por lo duro del resultado, por su incapacidad para responder a la calidad competitiva del Girona y por haberse relajado más de la cuenta en algunos pasajes del encuentro, pero, señores, no da para más. La derrota nunca se justifica porque estaríamos ante un doble ejercicio de flagelación, si bien hay que intentar digerirlas lo antes posible y esperar que la salvación no dependa de este tipo de pulsos tan desequilibrados. Los últimos puntos, contra el Fuenlabrada y el Almería, permiten tomarse esta zurra como un episodio muy dentro del guión. Eso sí, a partir de ahora, se reduce el margen de error. También sería conveniente que Juan Ignacio Martínez aparque de una vez a El Toro Fernández en el banquillo y libere a Iván Azón de ese perfil de revulsivo tan perjudicial cuando eres el mejor delantero. Sacó el chico en el descanso para retirar al uruguayo, pura contradicción del entrenador en este debate que ha creado desde una interiorización muy particular de un problema inexistente.

El penalti de Jair facilitó el trabajo del Girona. Las imágenes confunden. El gesto no tanto porque el central duerme en su último gesto el balón con el brazo y apenas protesta la decisión del colegiado de señalar pena máxima. Cuando entre el árbitro y esa extraña relación que mantienen con la sala VAR te dejan como estabas, conviene recurrir al lenguaje corporal y, desde luego, el central sabe que ha dejado sus huellas en el lugar del crimen. Tomar esa jugada como trampolín para documentar la derrota no se admitiría como prueba en ningún tribunal. El Real Zaragoza ni supo, ni pudo, ni casi lo intentó, azotado por un adversario enérgico, agresivo, bribón en las segundas jugadas y con dos centrocampistas, Cristóforo y Gumbau, a una distancia sideral de la flaca medular zaragocista. A Francho se le vio en alguna escena secundaria y la constancia de Sanabria merece un elogio, pero Zapater y Adrián jamás correspondieron a un combate físico sin tregua.

Narváez pasó de la izquierda a la derecha, donde se lanzó en un par de carreras explosivas que anunciaron más de lo que había en venta. El colombiano pierde tan ajustado a las líneas y si además tiene como lugarteniente en ataque a el Toro, termina por caer en la depresión más absoluta. En el segundo gol del Girona, la retaguardia al completó sesteó en la aplicación escalonada para despejar del centro aéreo hacia la cabeza de Bustos, quien entró libre de aranceles defensivos. Y en el tercero, Jair se giró frente a un disparo cruzado de Sylla. Lo que hizo el Girona fue dibujar un fiel retrato de la pobreza del Real Zaragoza, que se limitó a ser modelo mostrando su peor perfil.

One comment on “Fiel retrato de la pobreza

  • Dabi , Direct link to comment

    Ahora los penaltis se pitan por «gestos» antes que por los hechos que retratan las imágenes? Tela Alfonso, tela. El árbitro se puede equivocar, pero el VAR y tú ante algo tan flagrante, no.

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