«Frente al Cartagena quedó enmarcada con sangre y fuego la foto fija desde hace tiempo que muestra al Real Zaragoza carente del talento competitivo suficiente como para aspirar a algo más que ser un equipo más de Segunda. También que es una lástima que en ese banquillo que devora entrenadores no se haya sentado nunca Emilio Larraz, un técnico de verdad que conoce el ecosistema del club y que podría haber sido una apuesta muy sólida»