JIM: «Yo no he venido a salvar al Real Zaragoza, sino para cotas mayores»

La situación no es la adecuada para insistir en mensajes grandilocuentes, pero Juan Ignacio Martínez, consciente de cada uno de los graves problemas del equipo y defensor a ultranza de sus virtudes, considera que su mensaje motivacional sigue calando en la plantilla como el primer día. «Yo  me veo en el espejo y creo firmemente en el trabajo. Me cuestiono cada entrenamiento, cada jugada, y el día que vea que no estoy preparado para estar al Real Zaragoza seré el primero en transmitírselo al club. Cuando llegué aquí se lo dije a los futbolistas. No he venido para salvar al Real Zaragoza, sino para cotas mayores. Sé que en aquel momento tan especial y delicado, caótico, podía sonar algo hueco. Y también entiendo que ahora no es el momento para alumbrar grandes metas porque lo que necesitamos es ganar».

Es difícil descubrir hasta qué punto el entrenador conserva intacta la fe en logros ambiciosos porque en su discurso mantiene un tono sincero que suele rebozar con la visión optimista que, según su criterio, comparten los medios de comunicación.  Tampoco es sencillo saber si JIM está utilizando una estrategia de reafirmación de los jugadores frente a un contexto que en otras circunstancias seguramente le tendrían muy cuestionado si no al borde de la destitución. Puede que se entrelacen esas dos intenciones. No hay victorias, no hay goles, no están Narváez ni Vada, los máximos realizadores del equipo y el sistema defensivo es seguro pero salta por los aires a la menor brisa.  En esa marejadilla de declaraciones encontradas, Juan Ignacio Martínez regresa a la realidad sin excusas ni justificaciones.  «No se trata de liberar a nadie de responsabilidades, sino de ganar. No hay más historias. Yo no puedo vender historias sino que tenemos que responder en el campo. Confío en que a partir del domingo venga todo rodado con los tres puntos».

Sin Narváez ni Vada, la pregunta es sencilla: ¿quién va a marcar? Entre ambos han logrado seis de los ocho tantos que lleva el equipo. JIM sigue en su línea de contemporizar y calmar cualquier tormenta, de centrarse en el presente por duro que resulte:  «Ahora mismo la energía tiene que estar en los jugadores que tenemos.  Estoy convencido de que esta vez van a marcar los demás, aunque lo meta un defensa.  Cualquiera es capaz de marcar». Sobre el rendimiento colectivo, el entrenador subraya por enésima ocasión que sólo se necesita un triunfo que refrende «el buen trabajo que estamos haciendo. El equipo hace muchas cosas bien. Entiendo que la afición quiera ver ganar a su equipo. Cuando hay esa dificultad los cuestionamos todo, pero no hay reproches para nadie. El futbolista se deja todo y yo le transmito confianza. Deseamos que la palabra ganar se dé el próximo partido y que la gente se vaya contenta a casa. El jugador quiere actuar, no hablar, porque nuestros hándicap grande esta en casa y queremos romper esa dinámica de equipo poco fiable en La Romareda».

El Mirandés se presenta en el Municipal en crisis, pero dos puntos por encima del equipo aragonés. Y con un perfil, pese a todo, de grupo divertido, amenazador hacia arriba y con dos caras, algo mejor a domicilio. «Hay dos Mirandés, uno como local y fuera de casa, Tanto en goles a favor como en contra. Es un equipo que juega muy bien a la contra, en las transiciones. con futbolistas cedidos cedidos con un talante ofensivo muy bueno. Pero nosotros somos el Real Zaragoza, un equipo que aun herido herido debe salir a vencer el domingo desde el primer minuto».

 

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