Pablo García Castany, futbolista del Real Zaragoza durante ocho temporadas (1971-1979) y uno de los componentes del equipo de Zaraguayos, ha fallecido hoy en su Gerona natal a los 73 años. «Yo no coincidí mucho con él, porque estaba en el Aragón y cuando subí al primer equipo él se lesionó gravemente la rodilla», recuerda Félix Pérez Aguerri, excentrocampista del conjunto aragonés. «Sí jugamos juntos un torneo de verano. Era un futbolista exquisito, con un estupendo recorte en seco y un gran desplazamiento. Le faltaba un poco de intensidad, pero era el complemento perfecto de Planas y Arrúa. El 8 de toda la vida, un interior muy ofensivo, un futbolista muy querido por la afición».
PERFIL DE GARCÍA CASTANY (DIARIO SPORT)
Su padre había sido presidente del Girona, pero cuando él quiso dedicarse en serio al balón, la advertencia fue contundente. Sin una carrera universitaria, nada de fútbol, le dijo su padre, médico, cuando Pablo Garcia Castany era apenas un niño. Las cosas claras y desde el principio, así que empezó su carrera futbolística sabiendo que no podía dejar de lado su carrera universitaria.
Nacido en agosto de 1948 en Girona, Garcia Castany destacó en la selección catalana juvenil y cuando lo llamó el Barça, hizo las pruebas a escondidas, para que su padre no se enterase de que estaba a punto de entrar en el club azulgrana. “Mi padre quería que fuese médico, como él”, recuerda. “Se enteró por la prensa de que me había fichado el Barça, así que tuve que negociar con él: me comprometí a estudiar una carrera. No la de Medicina, sino la de Derecho”.
Entrenaba por las mañanas y estudiaba por las tardes, y cuando le tocó irse cedido a Osasuna, se preocupó de trasladar su expediente universitario a Pamplona. Jugó en el primer equipo del Barça entre 1969 y 1971 y ganó la Copa de 1971, poco antes de irse cedido al Zaragoza porque le tocó hacer la mili en la capital aragonesa.
Aunque la idea inicial era pasar un año, también le tocó trasladar el expediente a la Universidad de Zaragoza: a orillas del Ebro se convirtió en un auténtico ídolo: le tocó compartir etapa con los ‘zaraguayos’ (Diarte, Arrúa y Ocampos, paraguayos que aterrizaron en La Romareda y encajaron perfectamente en el equipo) y vivir noches inolvidables, como un 6-1 ante el Real Madrid con un hat trick de Garcia Castany.
Los tres goles de García Castany al Madrid
También le marcó dos goles al Barça, en La Romareda, el día que Migueli jugó su primer partido con la camiseta azulgrana, y eso que su posición era la de interior derecho.
CERCA DE LA GLORIA
A ese Zaragoza de mediados de los setenta solo le faltó un título para hacer historia: fueron segundos y terceros en la Liga y subcampeones de Copa y estuvieron dos años y medio sin perder un partido en casa. García Castany también acudió a una preselección con Kubala, pero no llegó a ser citado.
Pocos días antes de cumplir 30 años, en un amistoso de verano, se rompió la rodilla por tres sitios. Lo operaron el día de su 30º cumpleaños, en agosto de 1978, y en aquel momento supo que no podría volver a competir al máximo nivel. Tardó un año y medio en recuperarse, pero por entonces acabó la carrera de Derecho y volvió a casa para jugar en el Girona, el equipo de su ciudad, en Tercera, antes de incorporarse a las filas del Banyoles: tres temporadas y tres ascensos, de Primera Regional a Tercera.
Se estableció en Lloret de Mar: durante más de 30 años trabajó como abogado especialista en inmigación y extranjería en el despacho Iuris Lloret, pero su currículum académico no termina ahí: también acabó la carrera de Turismo y estudió tres años de Periodismo.
También ejerció de entrenador, siempre con equipos modestos y como complemento a su trabajo, incluso en el fútbol femenino. “Mi hija jugaba de portera en el Blanes y en un partido le metieron siete goles. El presidente del club me pidió que me hiciera cargo del equipo, que era colista”, recuerda.
Garcia Castany disfrutaba de una plácida jubilación: jugaba al dominó y al tenis y solía acercarse al mundo del fútbol de manera mucho más periférica que antes, ejerciendo de tutor y orientador de grupos de jóvenes rusos que se establecían durante el invierno en la Costa Brava para seguir creciendo como futbolistas.
Fotografía: Aire Azul
Un grande. Lástima su temprana lesión. Un exquisito toque de balón, un jugador elegante. Era un espectáculo verlo tocando el balón. DEP. Triste noticia