Carcedo recordó en la rueda de prensa que cualquier equipo te puede pintar la cara en esta categoría, y señaló directamente a Andorra y Mirandés como dos de los que mejor, desde su modestia económica con uno de los techos salariales más bajos, utilizan las pinturas. Lo que no especificó es si el Real Zaragoza está o puede estar en ese grupo de equipos capacitados para sorprender a rivales teóricamente superiores sobre el campo, como es el caso del Eibar que visita mañana La Romareda (21.00). Que se empatara contra el Las Palmas y el Levante y se venciera al Sporting, tres rivales potentes, está siendo utilizados como argumento que valida al conjunto aragonés a incluirse en esa lista de pincel con veneno. Sin embargo, y aunque los burgaleses figuren todavía por debajo en la clasificación, el Real Zaragoza dista un mundo de mostrar una personalidad tan fuerte como los bloques que dirigen Eder Sarabia y Joseba Etxeberria. Los del Principado remontaron ayer un 0-1 contra el Levante (3-1) y el Mirandés se rehízo de un 1-3 frente al Las Palmas para igualar el encuentro en los minutos finales. No existe esa proximidad en cuanto a un estilo e identidad reconocibles.
Tuvieron gol, fe, ambición y regularidad, virtudes de las que precisamente carece el conjunto de Carcedo, en constante búsqueda de un rostro futbolístico. Viene a este cita contra los armeros zarandeado precisamente en Anduva por ese club que, temporada tras temporada y con menos músculo financiero, construye plantillas jóvenes y atrevidas a através de su estupenda gestión de las sinergias que le permiten préstamos imposibles para este Real Zaragoza. Raúl García de Haro, cedido por el Betis, es el ejemplo más hiriente, un ariete que con el doblete de ayer suma ya seis tantos y que fue pretendido por Miguel Torrecilla. Marcos Paulo, Pinchi, verdugo de los aragoneses, o Roberto López son jugadores de calidad cuyo perfil no existe ni de lejos en el vestuario zaragocista… Lo del Andorra, el que más posesión y control tiene de los 22 participantes, se aproxima más a la homogeneidad colectiva, a un proyecto muy bien estructurado y ejecutado desde la disciplina y una perseverancia indestructible. Además de al Levante ya se han llevado por delante Oviedo, Granada y Eibar. Hace una semana, con uno menos por expulsión desde la primera mitad, igualaron de penalti la ventaja del Albacete en el tiempo añadido. Dos semanas antes, rascaron otro punto de Miranda de Ebro en el minuto 98.
El destino de ambos está por ver con la competición dando aún sus primeros pasos, pero sus espíritus deberían ser el espejo donde se mire este Real Zaragoza embutido en una fórmula conservadora que le permite no ver demasiado alterado su ecosistema defensivo pero con lo justo en ataque y trabajado para dinamitar antes las virtudes del contrario que para potenciar las suyas. Con Azón recuperado, el Real Zaragoza necesita un punto más de valentía en las alineaciones pero sobre todo en el propósito. Si el regreso del canterano a la titularidad supone que Giuliano caiga a banda, el argentino perderá mucha de su esencia y se jugará como siempre. Los dos delanteros, con Gueye en la recámara, aparece como la opción más atractiva siempre que se conserve a Mollejo dentro del once, lo que dotaría de mucho colmillo al conjunto aragonés. Implicaría, eso sí la desaparición de Vada, intocable para Carcedo, y algún retoque posicional en el centro del campo sin alterar los nombres y protegiendo las zonas interiores en formación de rombo. Simeone será el vértice ofensivo con Mollejo, Manu Molina, Grau y Bermejo por detrás y Azón por delante. En defensa no habrá cambios ya que Francés estará una vez más fuera de la lista.
No parece que vaya a ocurrir la revolución añorada. Carcedo piensa en el Eibar y en cómo desactivarlo. Si Garitano repetirá arriba con Stoichkov, bigoleador contra el Racing, y Bautista o, como hizo en Andorra, con Quique y Bautista. Si el conjunto vasco opta por esperar, lo que le convierte en uno de los conjuntos más débiles de la categoría a domicilio o si por fin se lanzará a por el partido con iniciativa como ocurre en Ipurua. El Real Zaragoza, así lo parece en las horas previas, volverá a ser un equipo dependiente, seguramente con una puesta en escena agresiva para intentar adelantarse y establecer el partido que le conviene. Necesita una puesta más valiente que quizás no le dé el triunfo en esta ocasión, pero cuyo mensaje ejerza de poderoso aliciente de cara al futuro. Si conserva la cara de acelga actual, delante de ese espejo en lugar de los espíritus ejemplarizantes de Andorra y Mirandés comenzarán a desfilar los fantasmas del pasado.