Las puntuaciones ofrecidas por Príncipes de París durante las primeras ocho jornadas delatan socavones globales y, sobre todo, un abismo sideral en el centro del campo
Príncipes de París valora cada jornada la actuación de todos los futbolistas que participan en el partido con una puntuación que oscila entre el 0 y el 10. Se deja sin calificar a quienes apenas han podido intervenir en el juego más allá de diez minutos siempre y cuando no hayan tenido un peso crucial en el encuentro. Para realizar esta información se agrupa a los futbolistas que han sido alineados en al menos cuatro de las ocho jornadas celebradas hasta el momento. En base a esas calificaciones, se deduce que el Real Zaragoza es un equipo de suspenso, una noticia nada novedosa teniendo en cuenta sus registros en la clasificación de Segunda, con sólo dos triunfos en su haber y cuatro goles a favor, la segunda cifra realizadora más pobre de la categoría. En la 16º posición, dos puntos le separan de los puestos de descenso y cinco de la zona de promoción de ascenso.
La caída física se ha acentuado tras la derrota en Anduva y después de un empate contra nueve frente al Eibar, pero también la psicológica por la incapacidad y la impotencia del Real Zaragoza para generar juego y ocasiones casi desde el inicio del campeonato. Las victorias consecutivas ante Ponferradina y Sporting solaparon esos problemas congénitos a la configuración de una plantilla muy desequilibra y en nada sobrada de talento y orillaron las derrotas con mensaje de alerta contra Cartagena y Lugo, si bien su vulnerabilidad se ha hecho visible por completo en estas dos últimas pruebas, donde la portería del adversario ha sido un elemento decorativo para el débil tejido ofensivo del conjunto aragonés.
Con Juan Carlos Carcedo ya en la cola de la guillotina popular, puesto que el entrenador tampoco ha colaborado a cerrar heridas en algunos once iniciales bajo sospecha desde la pizarra, cambios de mínima reflexión con los partidos en marcha y una personalidad apenas contagiosa y convincente para el grupo en sus discurso congelados y lineales, se pueden extraer conclusiones a raíz de esa batería de puntuaciones de esta web.
Los aprobados
De la media docena de jugadores utilizados en un mínimo de cuatro encuentros, sólo asoman cinco aprobados, algunos muy raspados como Lluís López (5) y Fuentes (5). El central ha cubierto la baja de Francés por lesión con esa conducta que le caracteriza de central con conocimientos que no siempre está atento en clase. El colombiano destacó por encima de la media tras tomar el relevo a Chavarría sin apenas tiempo de adaptación y coincidiendo con la suma con seis puntos de seis del equipo. Después se le han descubierto deficiencias defensivas y un mayor grado de timidez en ataque que han rebajado su nota. Jaume Grau (5.2) es el único centrocampista que escapa a la quema en esa parcela, mientras que los más destacados son Cristian (6.2) y Giuliano (6.3).
Tres suspensos por sorpresa
La pareja Francés-Jair, pese que el Real Zaragoza, con seis dianas encajadas, es el tercer equipo que menos tantos recibe en la competición después Burgos (0) y Las Palmas (4), vuela bastante bajo esta temporada. El canterano, fuera de combate por la lesión en el codo que sufrió ante el Lugo, se ha convertido en el segundo titular con el rendimiento más bajo. Su media es de 3.7. La formación de tres centrales el día del Lugo le sacó de sus casillas, pero en sus tres apariciones anteriores tampoco había dado la talla que corresponde a su categoría. Se le espera con urgencia porque Jair (4.8), un portento aéreo, no mezcla bien con Lluís López y apenas está aportando algo más que despejes, lejos aún de la firmeza de cursos pasados. Gámez (4.8) también suspende. El lateral, máximo asistente de la campaña anterior y constante incordio por su banda, la ha acortado mucho. Sólo ha acabado tres partidos y su profundidad se ha anclado a medio camino.
El derrumbe del centro del campo
Grau sostiene como puede esa línea, porque el resto de especialistas de la zona está provocando un auténtico cataclismo que parte al equipo en dos sin fantasía ni velocidad. La depresión más fuerte ha afectado a Francho (3.3), desplazado por las preferencia de Carcedo hacia Manu Molina y por un declive de rendimiento preocupante. Molina (4.7) no ha correspondido lo más mínimo a la confianza que el técnico puso en el él como guía espiritual del grupo. Su fútbol retiene y no entretiene, con pases de seguridad muy elementales que en nada enriquecen la construcción del juego ni el hallazgo de pasillos. Bermejo (4.5) se dio un festín frente al Sporting con una actuación completa y variada en volumen de esfuerzos y de fútbol, asistencia de gol incluida a Mollejo, pero el esto de sus comparecencias han sido de una banalidad casi extrema. Nada nuevo en su biografía zaragocista. Más pobre está siendo aún la carrera de Vada (4.4) este temporada. Instalado como enganche, se le ha visto, como a a la mayoría, en los dos triunfos. Por lo demás, ha migrado por zonas inocuas sin entregarle al equipo llegada, ni gol, ni enlace directo con el delantero.
El único interés «futbolístico» de Zaragoza ahora es saber cuánto dinero se va a pagar a la FEF para que la ciudad albergue una sede del europeo del 2030 y quién lo va a pagar y cómo y quién/nes sacan tajada de la remodelación/privatización del recinto La Romareda. Ahí estará la información periodística, lo demás es puro humo con tufillo a naftalina podrida. No?