A corto plazo no cambia nada

A falta de un mes para que la maquinaría deportiva se ponga en marcha, el Periódico de Aragón ha descubierto un detalle fundamental tras meter en la turbina el aumento del capital social y la ampliación de capital que el Real Zaragoza aprobará en la próxima Junta General Extraordinaria del 27 de junio. El resumen (si quieren la información al detalle pinchen AQUÍ) es que el que la SAD estaría sujeta a un límite salarial entre los 7 u 8 millones de euros, es decir más o menos de lo que ha dispuesto en el curso recién acabado si se suman los 5,708 de que disponía de principio más los 1,5 que utilizó del crédito de CVC. La única salida para elevarse por encima de este techo de clase media baja es la recaudación por la vía de los traspasos, algo más que improbable si Raúl Sanhellí mantiene sus apuestas por mejorar los contratos de Francés, Francho y Azón y el poco o mínimo material vendible que hay en el vestuario, con un Narváez muy devaluado y quizás Chavarría como prácticamente únicas piezas con algo de mercado.

A corto plazo, la llegada de Jorge Mas y el grupo inversor americano no cambia nada que no sea la propiedad del club y en consecuencia el organigrama el consejo de administración. Con el matiz nada baladí de la continuidad de Juan Forcén y su 13,46% de porcentaje accionarial, cuya papel principal en la operación de compraventa incluía este pacto presentado como un romántico y pragmático nexo de unión entre el pasado y el futuro que disimula otros intereses mucho más prosaicos. El relevo en la dirección técnica de Juan Ignacio Martínez por Juan Carlos Carcedo, un reto tran atractivo como arriesgado por su escasa experiencia como primer entrenador, imprime otro sello al estilo que se quiere implantar en un equipo que queda a merced de la habilidad de Sanllehí para dotarlo de futbolistas externos que amplíen mucho la capacidad competitiva si con esa economía tan corta se quiere aspirar a los seis primeros puestos. Que Miguel Torrecilla, una auténtica calamidad en la gestión de fichajes y especialmente en la captación de delanteros, siga al frente o incluso a un lado de las maniobras, supone otro gesto bajo sospecha de que la revolución soñada se quedará.

La promesa de Mas en su paseo militar y religioso por Zaragoza fue elegante en las formas y en un discurso de obligado optimismo en cuanto a un rápido regreso a la élite. Su mensaje firme de apuesta por la cantera y la interactuación entre los clubs de los que son propietarios él como presidente (Inter de Miami), Joseph Oughourlian (Lens) y el consejero Gustavo Serpa (Millonarios) dejó un poso de información vaga en el segundo apartado. El magnate estadounidense pidió paciencia entre líneas para este proyecto y que el objetivo que persiguen no es algo que por lo común se logre de la noche a la mañana, pero los faustos de su omnipresencia en la capital aragonesa y en sus principales instituciones ensordecieron la advertencia de alguien que tiene muy claro que no va a proceder con un desembarco financiero deslumbrante. El limite salarial, similar al de la campaña anterior, lo confirma. La esperanza y la ilusión quedan por lo tanto en cuarentena para la gente de bien. Con esa nueva Romareda acaparando una necesidad urgente para la ciudad y para unos políticos que ven en Jorge Mas y sus socios al Rey Midas que no es.

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