Cartagena, 10 de mayo de 2025

30 años después de conseguir su mayor hito internacional, el Real Zaragoza se juega la salvación en Segunda frente a un descendido

No habrá contrastes de emociones ni se personará la comparación por mucho que hoy sea 10 de mayo, fecha rociada de gloria en la historia del Real Zaragoza, que se acostó aquella noche de 1995 en París después de haber enamorado al planeta con un gol (dos) de los que se instalan en la inmortalidad. No hay tiempo para la melancolía ni para las celebraciones, si acaso para el recuerdo, inevitable para las generaciones que convivieron con el Real Zaragoza de verdad mientras la más joven entrega su cariño y le extiende su mano cada fin de semana a este achacoso equipo para que no se despeñe aún más. No íbamos a hablar de hacer balance entre una época y otra, pero sería injusto e incluso deshonesto lapidar la legítima tentación de, al menos, pasar por este día de puntillas con orgullo. Después de que una representación de aquellos campeones salte al césped en los prolegómenos del partido para recibir una vez más el reconocimiento a su hazaña, muy pocos o nadie seguirá en la grada del Parque de los Príncipes. A las nueve de la noche, por el túnel del vestuario de la vieja Romareda aparecerá el Cartagena, colista y descendido, con una antorcha de realidad y presente en la mano: tres puntos estarán en juego para certificar la salvación virtual si además el Eldense pincha el domingo ante el Málaga. 30 años han trascurrido desde que Nayim voló en su alfombra mágica sobre la cabeza de David Seamen. Perdonen ustedes, pero uno fue capturado por aquella dulce ocurrencia del centrocampista y aún no he cumplido la condena de la admiración, del éxtasis que pervive en las venas.

Gabi Fernández ha puesto rectos a todos sus futbolistas y ha enviado un mensaje de advertencia a los nostálgicos. No quiere saber nada de Recopas ni de euforias del pasado. El técnico no pierde un átomo de energía porque el Real Zaragoza necesita sus escasas fuerzas para permanecer un año más en Segunda. Y si hace falta, como ha hecho, está dispuesto a firmar el mismo encuentro de Ferrol porque acabó en victoria. Poner la rúbrica en otra actuación como la de A Malata es un muy mal negocio, porque lo último que asegura semejante despropósito es el triunfo. A veces se confunde el pragmatismo con el ‘todo vale’, un error muy común cuando los argumentos para ganar son pocos y se contempla el resultado favorable como consecuencia del éxito total. El rival invita a partes iguales a la confianza y al pánico, precisamente por lo que se vio la semana pasada contra otro desahuciado. En circunstancias normales, el Cartagena debería ser el contrincante ideal para dar portazo a esta lastimosa temporada, pero casi nadie se fía… del Real Zaragoza. El Efesé tiene problemas hasta con el pago a sus jugadores. Aun así, se impuso en la última jornada a uno de los mejores conjuntos de la competición, el Racing, y se desconoce a ciencia cierta qué perfil presentará en El Municipal. Venció hace siete días después de 19 partidos sin hacerlo. Su portería es la más asequible del torneo y de puntería sólo anda mejor que el Racing de Ferrol. Para nada reina la confianza.

Hoy se sabrá si Arriaga, con molestias en una rodilla, está para todo el partido o para un rato. El hondureño es el coloso sobre cuyo físico aguanta el Real Zaragoza las embestidas y los malos tragos por su falta de fútbol. Ahora Adu Ares, que posiblemente vuelva al once tras su notable segunda parte en A Malata, ha sido elevado durante la semana a algunos altares. Con poco que dé un jugador la atmósfera se carga de alabanzas porque no hay muchas que repartir. Guti, comprometido por naturaleza pero a años luz de quien fue, también estará en un once en el que se prevén pocos cambios. Por supuesto no lo habrá en el lateral derecho, donde Francho ofrece su peor versión porque Gabi no se fía de Luna ni de Calero y le encanta cómo está cumpliendo el zaragozano en ese espacio que atormenta al futbolista. Lluís López, Jair, Tasende, Moya, Pau Sans, Soberón… La alineación definitiva está pendiente de Arriaga. El 10 de mayo de 2025 habrá una ovación para la leyenda y 90 minutos largos para que el público se vuelque en masa para derrotar al Cartagena. La vida está en juego. Si es que esto es vida. ¿Verdad, Gigi?

02 comments on “Cartagena, 10 de mayo de 2025

  • García Castany , Direct link to comment

    Homenaje a, los finalistas Copa del Rey Juvenil, Cristian Alvarez, Recopa, tanta estulticia da asco, los actuales dirigentes manchan y ofenden al zaragocismo, no lerdos no es necesario crear ambiente la afición sabe y es consciente de la situación, la utilización de símbolos del Club es propia de una Dictadura Bananera, distrae a la masa para alejarla de la realidad y sobre todo para que no piense y se aborregue, ni llegais a intuir lo que se esta gestando todo lo que el aficionado traga conscientemente se os volvera en contra y ni siquiera los medios afines (ni una palabra del impago al erario público, resulta paradójico que las voces que escuchemos en vez de referencias sean las de Moises/Linares/Goni/Chus Herrero) os tocara vivir en el lodazal de la verguenza y el bochorno, tomar nota de la salida del Catedrático Ramirez de la Ciudad Deportiva.

    La gran mentira consiste en, «ya habra tiempo para analizarlo», gran falacia termina la temporada no se analiza nada y se imbuye «vamos a olvidar la nefasta temporada centremonos en la siguiente temporada» se filtran 2 o 3 nombres que por supuesto no terminan viniendo y el tinglao y sus aduladores siguen en sus puestos, Mas y su banda siguen perpetrando el saqueo al Real Zaragoza y a toda la sociedad aragonesa y aficionados de la misma y repartidos por toda la geografía nacional, que nadie se lleve las manos a la cabeza cuando el tinglao arda porque, se puede engañar a muchos poco tiempo a pocos mucho tiempo pero no a todos todo el tiempo, el Real Zaragoza y sus entornos, con gran dolor de corazón, da asco y produce alejamiento del sentimiento, estos barros nos llevaran a lodos de impredecibles consecuencias.

    El silencio nos haría cómplices.

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