El Real Zaragoza hizo caja en El Plantío, fuera de casa, en la que significó su segunda victoria de la temporada, ambas a domicilio después de la que logró en Alcorcón. Esos tres puntos aparcaron la crisis provocada por una sucesión inusual de empates, hasta nueve, distanciaron a los verdugos de la cabeza de Juan Ignacio Martínez y templaron el sistema nervioso de una plantilla y un equipo que han perdido fútbol por ese camino indeciso. El entrenador, nada más salir de la zona de descenso, ha vuelto a elevar la mirada hacia lo alto de la clasificación en el caso de conseguir el triunfo contra el Sporting bajo el techo de La Romareda (16.00), el único campo de Segunda que aún no ha visto ganar a su inquilino. En el caso de derrotar a los asturianos, el conjunto aragonés daría un salto cuantitativo en la clasificación, pero sobre todo en su objetivo a corto plazo, que no es otro que distanciarse lo máximo posible del peligro con el que ha convivido hasta el momento. Los aires de grandeza, por el momento y si no mejora sustancialmente el rendimiento individual y colectivo, deberían ceñirse a este encuentro, un partido que inicia un tramo del calendario de durísimas obligaciones para el Real Zaragoza.
El Sporting, que llegó a ser líder durante cuatro jornadas (4º, 5º, 7ª y 10ª) se presenta en El Municipal con un solo punto de los 12 últimos que ha disputado, fuera de la tierra del playoff y con pinta de haberse desinflado. Aun así, con su inconfundible aroma a la escuela de fútbol de Mareo y una incondicional apuesta ofensiva que capitanea el serbio Uroš Djurdjević, hay que tener respeto al conjunto que entrena David Gallego. JIM ha apelado a la energía de La Romareda y a la cuenta pendiente que tiene su equipo con la afición para certificar el primer triunfo como local, reconociendo que de El Plantío sacaron adelante el peor partido del curso y que en ocasiones hay que saber adaptarse al guión para ser más efectivos que vistosos. El técnico empieza a girar poco a poco hacia un plan más parecido al del ejercicio pasado sin renunciar a ese ADN de calidad y ambiciones que, según su parecer, caracteriza al Real Zaragoza.
El gol de Álvaro Giménez en Burgos ha animado al personal y al delantero en sus estreno realizador, pero no está el tema como para sacar pecho sino para elevar el juego en todos los aspectos porque el Sporting lo va a exigir. El regreso a la citación de Vada, el máximo goleador con cuatro tantos, ha sido una excelente noticia, si bien el argentino se sentará de inicio en el banquillo. En el once, en principio, no se esperan grandes movimientos, con el regreso de Gámez a un lateral derecho que se está convirtiendo en un dolor de cabeza por la falta de efectivos, y la vuelta de Francés al eje defensivo donde Jair es inamovible. En el centro del campo se abren un par de pequeños interrogantes teniendo en cuenta que es la zona más agitada por el entrenador en esta traca de encuentros. Francho y Eguaras, con Nano Mesa acostado a un lado, son fijos. Mientras, Zapater podría continuar con Bermejo o Borja Sainz como aspirantes a la otra plaza en la medular. En ataque y después de estrenarse de cara a puerta con una diana bella en todos los sentidos estará Álvaro Giménez.
El jueves cerró su portería de nuevo el equipo más seguro del campeonato junto al Almería, el mismo que para marcar un gol necesita casi pedir permiso. En esa pura contradicción hay un detalle a su favor frente a un Sporting que no vence con holgura y que cuando lo ha hecho ha sido siempre por la mínima, es decir sufriendo: cuanto más tiempo consiga tener bajo llave su portería, más cerca estará de sorprender a los asturianos. Los tres puntos son para el Real Zaragoza de enorme importancia porque después de este compromiso se le viene encima un ciclón para cerrar la primera vuelta: Las Palmas, Leganés, Amorebieta, Eibar, Almería y Tenerife. Este domingo juega contra el Sporting y también contra el calendario, que suavizaría algo este trayecto de alta montaña si la afición celebra la primera victoria en el hogar.
