Al acabar el encuentro frente al Cádiz, Cristian Álvarez se dirigió a sus compañeros en un lugar sacrosanto, el vestuario, para comunicarles que pone fin a su carrera deportiva como consecuencia de la lesión que sufrió en el sóleo tras haberse recuperado de un ramillete de dolencias que apenas le dejaron participar el curso pasado. Más tarde lo puso en conocimiento de la directiva para alcanzar un acuerdo, ya que finaliza contrato este 2025. Después de ocho temporadas en el Real Zaragoza y de haberse convertido en una leyenda del club pese a jugar durante este periodo en Segunda, el portero argentino de 39 años pasa a la reserva a la espera de que la entidad cuente con su experiencia dentro de un organigrama futuro aún por definir. Su adiós, a horas para que cierre el mercado, deja libre una ficha.
Detuvo convoys de ocasiones de todos los colores y se convirtió en el jugador más decisivo en el largo y sinuoso viaje por Segunda. Sus intervenciones ganaron corazones, fanáticos para toda la vida, puntos para empates o victorias, titulares de prensa, solicitudes de beatificación y cascadas de elogios. Su estrategia de aparente despreocupación frente al peligro también ocupó alabanzas… Hasta que un día, agotados todos los signos de admiración hacia su figura, subió a rematar un córner en Lugo y marcó para evitar la derrota, para seguir luchando por la salvación. Los niños querían ser Cristian Álvarez. El aura, el estado de forma, la experiencia, su personalidad conciliadora, reflexiva, amable y austera consigo mismo. Todo confluyó para que el rosarino hallara en el Real Zaragoza su paraíso profesional y el reconocimiento de Hijo Adoptivo de la ciudad. Pero, como a todo profesional, le ha visitado su sombra, y en esta ocasión ha sido más grande que su ilusión por seguir.
Esto es mágico
Sin palabras pic.twitter.com/4N39BuUzAx
— Real Zaragoza (@RealZaragoza) October 7, 2023
El último gran mito del zaragocismo, aunque sea en Segunda.
GRACIAS Cristian Álvarez, has alcanzado la gloria de ser uno de los jugadores que alcanza el olimpo de la gloria entre los aficionados zaragocistas, uno de tus últimos servicios el poner orden y concierto en el entrenamiento a puerta abierta de Reyes ante la banda de ignorantes y botarates que hoy dirigen nuestro Club a todos los niveles, quiero transmitirte el orgullo y el reconocimiento por tu trayectoria, siempre en silencio a pesar de alguna que otra jugarreta en el vestuario tu si eras un portador del brazalete de capitán con que el seguidor se siente orgulloso y aunabas en tu persona los valores y honrabas la historia zaragocista, sentí una gran decepción al leer palabras de tu padre desde Argentina «el fútbol tiene poca memoria» desde mi insignificancia de seguidor aragonés le envío un fuerte abrazo y comunicarle que su hijo forma ya parte del corazón de todos los seguidores del león rampante, su hijo ha dejado huella como deportista y como ser humano en toda la sociedad aragonesa y le pIdo disculpas porque estos boludos y pelotudos que hoy en día dirigen a todos los niveles el Real Zaragoza no entiendan ni por asomo lo que significa el Real Zaragoza y no hayan sabido estar a la altura de un Dios del equipo maño como su hijo. GRACIAS CHRISTIAN Y AUPA REAL ZARAGOZA
Para siempre Cristian cuenta ya con un lugar de honor entre todos los zaragocistas. Un baluarte que nos permitió no perder la categoría de la Segunda División.
Una auténtica lástima, no por menos predecible por el paso inexorable del tiempo, pero un auténtico grande de este club.
Sólo cabe ser agradecido con todo lo que ha hecho y que el club sea lo suficientemente grande para guardarlo para si (aunque esto último lo dudo).
Gracias Christian por todo.