El equipo, en estado de alarma futbolística y anímica, necesita un equivalente a cuatro victorias para firmar la permanencia en las 13 jornadas que restan y un nuevo entrenador que imprima realismo y credibilidad a un equipo raptado por las ficciones. En Pucela seguirá Velázquez, una demostración más de la incoherencia que distingue a la ignorancia de un proyecto sin patria.
Con 49 puntos, y posiblemente con alguno menos, el Real Zaragoza habrá completado su undécima temporada en Segunda y asegurará su presencia en la categoría otro curso más. No era ese su objetivo cuando empezó a rodar en verano, sino consolidarse como un candidato a los playoffs con una base competitiva que le permitiera atacar las últimas jornadas lo más cerca posible de las seis primeras plazas. El curso de los acontecimientos, el descubrimiento de una plantilla no apta para esa meta en manos de dos entrenadores sin carácter ganador y de unos gestores deportivos, Sanllehí y Cordero, sobrepasados por la toma de decisiones en una plaza, La Romareda, de exigencias muy distintas a sus anteriores experiencias y condicionados por la dispersión de la multipropiedad, han derivado en una crisis de gran calado. Las dos últimas derrotas en casa frente al Cartagena pese a jugar con uno más y ante el colista Amorebieta, equipo que nunca había ganado fuera, han evidenciado un peligroso derrumbe por falta de todo, de identidad, de fútbol y de jugadores con personalidad suficiente para remontar por sí solos. La afición, ejemplar en todos los contextos, también se ha echado encima, con lo que la suma de rupturas amenaza seriamente un final de campeonato incierto.
El conjunto aragonés necesita cómo mínimo un equivalente a cuatro victorias para asegurarse la permanencia en las 13 jornadas que restan, partidos en los se enfrentará contra diez equipos que le preceden en la tabla y tres que están por debajo. En una coyuntura distinta, ese propósito corrector sería una empresa más que factible. Pero al Real Zaragoza salió de puerto como un yate de lujo antes de conocer la auténtica valía de su tripulación y hoy en día es un barco fantasma a la deriva, todavía con Julio Velázquez el frente del timón, lo que acentúa el peligro de encallar en resultados negativos por el recelo general en un técnico que además ha perdido la confianza del vestuario por su falta de discurso deportivo. Su continuidad carece de sentido, pero la descentralización del club, diseminado en personajes alejados físicamente del foco de los problemas y con una cualificación menor, casos de los atléticos de Emilio Cruz y Mariano Aguilar, ha originado una parálisis inadecuada para proceder al relevo en el banquillo. El Real Zaragoza necesita un entrenador para una liga de 13 jornadas, alguien que sofoque el incendio lo suficiente como para completar el torneo y que establezca un patrón de supervivencia.
Porlongar la frustración y sobre todo la capacidad de respuesta de un equipo ateo de sí mismo puede conducir al delirio, perfectamente distinguible contra Cartagena, Villarreal B y Amorebieta y en las declaraciones de Velázquez sobre esos encuentros, que en nada tienen que ver con la protección de sus futbolistas sino en un enrocamiento trufado de dudas e inseguridades. La pregunta si no se pone remedio urgente es de dónde sacará el perturbado Real Zaragoza actual esa docena de puntos. Con todo, con lo peor, es casi imposible vislumbrar la tragedia, pero sí el encadenamiento de dramas que conduzcan a un escenario límite. Frente a las múltiples carencias ya conocidas, centradas en un abismal déficit de elaboración y ofensivo, hay que reconducir las escasas virtudes y la responsabilidad de la plantilla hacia la permanencia. Con sentido común y con un entrenador pacificador y consciente de la realidad del equipo. Valladolid, Espanyol, Mirandés, Tenerife, Elche, Huesca, Leganés, Burgos, Oviedo, Racing Ferrol, Racing y Albacete es el camino por recorrer. El panorama, con todos estos clubes implicados en sus respectivos objetivos seguramente hasta el final, anuncia un trayecto sin relajación alguna ni favores ajenos ni pactos amigables. El primer paso, ineludible, es hallar un guía que disponga de libertad para maniobrar si más presión que naturalizar en este periodo un Real Zaragoza que ha vivido raptado por las ficciones y la diseminación de un proyecto sin patria. Aun así Sanllehí mantendrá a Velázquez en Pucela. Una demostración más de la incoherencia que distingue a la ignorancia.
El entrenador está ya amortizado. Sea cual sea la duración de su permanencia en el banquillo. No estará la próxima temporada. Pero la mayoría de los jugadores, si. Y aquí reside el gravisimo problema para el décimosegundo proyecto. Si se insiste con esta tripulación volveremos a embarrancar. Uno se asoma a otros equipos de la categoría cada semana y si en el Zaragoza hubiera alguien dedicado con profesional a estos quehaceres descubrirá que hay muchos jugadores en nuestra categoría aprovechables para nuestro equipo que rompa ese pernicioso ameneramiento del pase horizontal y atrás en terreno de nadie, esa falta de atrevimiento para encarar ofensivamente al contrario. Lo vemos todos los partidos. Nuestro equipo se ahoga solo en el campo por la falta de fluidez y velocidad en la circulación de balón. Nos marcamos y obstaculizamos nosotros mismos y solo tenemos jugadores para esto: Contener al contrario. Así a lo más a que se puede aspirar es a empatar.
Ahora que comenzamos a tener margen salarial, la descapitalizacion deportiva es pavorosa. Hace falta un equipo nuevo, con estos mimbre, imposible.
Totalmente de acuerdo con Leo y con Alfonso. Además Cordero, al final nos ha salido Oveja, menos mal que no pudo fichar el centrocampista defensivo que buscaba, lo que nos faltaba.
Yo veo los otros equipos y siempre hay alguien que destaca y todos los equipos tienen cantera.
Nosotros también tenemos cantera, incluso de las mejores, pero muy pocas oportunidades a nuestras promesas. Es hora de tener un entrenador de la casa. Con Iván no salió la cosa bien, pero a mí el juego no me pareció tan malo como con los entrenadores posteriores. Le faltó suerte al pobre Iván, será hora de Larrea? Yo creo que sí.
En éste Real Zaragoza no hay ningún zaragocista en el equipo de mando. Ni tampoco ningún aragonés. Sólo Belsué en un cargo más secundario y unos cuantos jugadores que se deben a la disciplina de los que mandan. Pero en los altos cargos nadie de la casa como en los buenos tiempos. Y ahí radica el problema del Real Zaragoza
Veo casi imposible un proyecto con filiación zaragozana o como mínimo, aragonesa. Ya se han encargado los políticos de que sea así. Y el empresariado aragonés también, huyendo de la gestión del Club. No es un fenómeno nuevo en el fútbol actual. Casos tenemos como Valencia, Español, etc. La mayoría, en suma, excepto la Real, Osasuna o Athletic de Bilbao…Aquí se ha quedado Forcén, un personaje que daría para un reportaje de periodismo serio de investigación. Y una multipropiedad solo interesada en el negocio de un nuevo estadio, con un Director General catalán, cuya experiencia ha sido la Premier y el Barça, totalmente alejado del habitat y espíritu del Club y la ciudad. Así, difícilmente puede ser un éxito la gestión. Y así seguiremos. Por cierto, parece que a los dueños del Gijón, que aquí se les hizo imposible la compra, les va mejor que a nosotros.