Raúl Sanllehí y Mariano Aured fueron los últimos en comparecer en la ronda de consultas con epicentro en la sala de plenos del ayuntamiento. El director general y el director financiero del Real Zaragoza del club mantuvieron la línea de opinión marcada por la mayoría de los representantes de la sociedad civil en el sentido que la actual ubicación de La Romareda es el espacio ideal para construir un nuevo estadio. La exposición recogió razonamientos expuestos con anterioridad en el mismo escenario y en ningún caso hubo lugar para la discrepancia. Todo lo contrario. Los representantes del club aragonés y de la nueva propiedad se alinearon con las preferencias de PP y Ciudadanos, pero sobre todo «con el sentir de la mayoría de los zaragocistas», que enfocaron sus deseos «por su trasfondo histórico y sentimental y por la comodidad para acudir a un lugar céntrico».
En la atmósfera de esa toma de contacto, sin embargo, jamás se respiró un compromiso directo y concreto de cuál sería el grado de participación del Real Zaragoza en el proyecto. Sanllehí, con el criterio correcto, solicitó una información de la que todavía no disponen los grupos municipales que le interrogaron: dónde se elevará el equipamiento deportivo, cuáles serán los métodos de financiación, que compañeros de viaje (instituciones) tendrán… En definitiva, ni el ejecutivo pudo concretar nada salvo que comparte que la ciudad y el equipo necesitan un campo adecuado a las necesidades de la que podría ser sede del Mundial y una Ciudad Deportiva con infraestructuras más modernas para trabajar con la cantera, ni los portavoces de los partidos pudieron entregarle una hoja de ruta.
La Romareda gana por goleada, pero ¿piensa de verdad la nueva propiedad que es la zona ideal? Tiene sus dudas. Muchas aunque se las reservara de cara a la galería y las dejara patentes al término de la reunión, entre bastidores y lejos del corsé que lidera Jorge Azcón. La parcela sobre la que se eleva indica una congestión considerable para expandir los tentáculos del estadio hasta donde establecen las exigencias de la FIFA para la celebración de un encuentro mundialista. El anillo de seguridad, los parkings que serían necesarios, las obras subterráneas y su amplitud para la llegada de los equipos en sus respectivos autobuses, el posible desmontaje de algunos estructuras como el actual parking que habría que ejecutar…
Se ha puesto todo en marcha con ese todo anclado todavía en las buenas intenciones. El alcalde ha conseguido esa mayoría ciudadana favorable a que La Romareda no se mueva de donde está, pero ni las instituciones cuentan con capital para afrontar el reto en solitario ni el Real Zaragoza, desinformado por completo de detalles de calado económico, ha movido ficha en ningún sentido. El PSOE espera paciente el mínimo pero para posicionarse en contra del PP y Podemos defiende otra ubicación que permitiría disponer del estadio como nave nodriza de un complejo deportivo multiusos que podría incluir la Ciudad Deportiva. El Real Zaragoza sería más partidario de este último escenario, ajustado a la modernidad y que tiene como claro ejemplo el estadio que se construirá para el Inter de Miami de Joge Mas y David Beckham. Antes de que lleguen las elecciones municipales de 2023, La Romareda seguirá capitaneando los gustos y los deseos sin grandes pronunciamientos de un Zaragoza que aún no ha dicho su última palabra.