¿Dónde está Juanjo Narváez?

¿Qué esta ocurriendo con Juanjo Narváez? ¿Cómo un futbolista con el peso específico que tuvo la temporada pasada en un Real Zaragoza al que aportó 9 goles y tres asistencias para erigirse en el pichichi del equipo y en un atacante deseado por clubes de Primera ha pasado a representar un papel secundario y casi intrascendente en la actual campaña? El rendimiento del colombiano, que brilló en la pretemporada de San Pedro del Pinatar mientras JIM y Torrecilla rezaban para que no entrara en la cartera de traspasos y destacó por su espectacular aunque improductiva insistencia rematadora en el inicio del campeonato, ha sufrido una erosión brutal que cuestiona incluso su titularidad. Nunca ha sido un artillero de primera fila, pero conmocionaba el frente de ataque con su explosividad, un pierna bien armada y un juego aéreo de buen cabeceador, la mayoría de las veces arrancando desde la banda izquierda con cierta libertad para participar en otras zonas ofensivas.

Marcó los goles de los empates contra la Real Sociedad B (1-1) y el Málaga en La Rosaleda (1-1) y desde entonces se ha apagado. Ese par de tantos son los únicos que ha logrado en los últimos 31 partidos que ha disputado con el conjunto aragonés, lo que certifica que el cafetero es un delantero sin grandes números realizadores. Sus virtudes son otras: velocidad, juego de espaldas y orientación e imán constante para los defensas, a los que reta a permanentes duelos físicos. Hay una fecha en el calendario clave para intentar entender qué sucede con Narváez, cuando decidió seguir en el campo ante la Ponferradina después de sufrir un aviso de lesión muscular que se tradujo en una una rotura fibrilar en el cuádriceps de su pierna derecha. Volvió en Las Palmas con el alta médica tras cinco jornadas de recuperación, pero tuvo que esperar cuatro encuentros para regresar al once frente a Almería, Tenerife y Mirandés, es decir en las tres últimas derrotas. Por esas citas pasó como una sombra.

En su última comparecencia ante el Sevilla en Copa recuperó algo de chispa como único delantero, escudado por Borja Sainz, pero no se aproxima ni por lo más remoto a aquel jugador que cuando recogía el balón anunciaba algún tipo de suceso atacante. El Real Zaragoza necesita encontrarle cuanto antes porque no va sobrado de pólvora ni de mecha. La cuestión se centra en descubrir si Narváez es víctima de una mala racha, de un proceso de readaptación al ritmo de competición o de una depresión futbolística de la que sería complicado rescatarle. Ni marca, ni asiste, ni atormenta a sus marcadores, ni libera a sus compañeros. Urge un operativo de búsqueda, pero se antoja que para hallarle primero debe de dejarse ver.