Duelo al sol en Almería

El Real Zaragoza tiene la oportunidad de reivindicarse con todas las de la ley este sábado en Almería (18.15) como un equipo con serias aspiraciones de luchar por estar entre los mejores más allá de sueños, palabras, presupuestos o premoniciones. A la espera, claro está, de regularizar en la segunda vuelta su relación con las victorias y con el gol. Contra grandes, pequeños y medianos, no sólo en pasarelas de relumbrón, donde su comportamiento está siendo muy notable. En La Rosaleda puntúo cuando el estadio del Málaga era poco menos que inexpugnable. El Plantío también se había fortificado y lo derribó en un contragolpe. Agigantó la crisis del Sporting para después convertirse en el único que ha ganado en Las Palmas. Su reciente triunfo sobre el Eibar ha confirmado que contra rivales de nivel o en racha, nunca está por debajo. La visita a los Juegos del Mediterráneo le reclama para objetivos ambiciosos ante el líder y campeón de invierno en un duelo al sol entre el mejor local y el tercer mejor visitante. Entre dos conjuntos que sólo han perdido en tres ocasiones.

Una lectura superficial admite el empate como animal de compañía. No es un mal resultado, pero no el mejor posible para un Real Zaragoza que con ese reparto saldría bien parado en lo anímico pero no en las cuentas que hace para afincarse lo más cerca posible de la azotea de la clasificación. El Almería es favorito en una casa de apuestas, la Segunda división, muy poco fiable. ¿Por qué entonces no apostar por hacer saltar la banca al margen de lo que ocurra al final del encuentro? Más teniendo en cuenta que el conjunto de JIM se presenta con la cartuchera emocional llena de balas, conociendo sus limitaciones pero explotando por encima sus virtudes, la de un grupo resistente hasta el último suspiro. La derrota no le deshonraría pero le dejaría posiblemente en la tierra media de la tabla con una cantidad importante de perseguidores tras sus talones. Hay mucho que ganar en este desplazamiento, lo suficiente como para plantearlo sin complejo alguno.

No será un equipo desmelenado porque así le ha ido bien en las estadísticas pero mal en la calculadora. El Real Zaragoza ha retomado, con matices, el discurso de la temporada pasada: que sea el otro el que gobierne a la espera de un golpe de estado a balón parado, en una acción aislada. Quién sabe si en algún golpe de inspiración individual. El intercambio de golpes lo encaja; no así asumir por completo el control, y mucho menos frente a un enemigo como el que pilota Rubi, con pegada de peso pesado aunque el cíclope Sadiq lleve siete jornadas sin marcar y con la mejor defensa con diferencia del torneo. Precisamente el Real Zaragoza tiene en su retaguardia y en su disciplina sus argumentos más sólidos, con Francés y Jair devorando goleadores de todo tipo, para proponer un partido largo, de desgaste. Si lo consigue, si le mete una bala al Almería, estará más cerca del sol.

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