El desmadre del joven Mirandés

El Real Zaragoza va encontrarse el domingo con el equipo más imprevisble de la Liga, el Mirandés. Cualquier estudio sobre su comportamiento está sujeto a la juventud de su plantilla con sus virtudes y sus defectos, a la ambición de un ramillete de futbolistas por hacer, cedidos a Anduva para crecer y regresar a sus clubes de origen, y otras presumible perlas que buscan su oportunidad en el fútbol profesional. Este método no es nuevo en el conjunto burgalés, que en las últimas temporadas se ha nutrido de promesas para configurar equipos muy atractivos por desenfadados y libres de presiones por el resultado. En su estructura titular con la media más baja de edad de la categoría al margen de la Real Sociedad B (23 años), sólo el portero Lizoain (30 años) y el central Odei (32) rompen con esa pandilla de veinteañeros dirigida por Lolo Escobar, otra de las apuestas por un banquillo que abraza entrenadores en busca de fortuna, atrevidos y que encajen en la filosofía del club jabato como fueron los recientes casos de José Alberto e Iraola.

Carreira (Celta), el italiano Capellini y Marqués (Juventus), Íñigo Vicente y García de Albéniz (Athletic), Camello y Riquelme (Atlético), Haissem Hassan (Villarreal) y Andersson Arroyo (Liverpool) son algunas de las piezas más importantes a préstamo en un equipo que cuando invierte sólo lo hace con futbolistas cuyo seguimiento le ofrece garantías de rendimiento inmediato y de futuro como Oriol Rey, Iago López o el exmadridista Gelabert. En ocasiones, ese mestizaje y la falta de experiencia le suele pasar factura sin que varíe en su forma de interpretar el juego, siempre vertical y sin miramientos ofensivos. Después de dos derrotas consecutivas en casa frente a Girona (1-2) y Almería (1-4) afronta su primera crisis y llegará a La Romareda dos puntos por encima del Real Zaragoza, pero con un respuesta notable a domicilio: con cuatros goles es el equipo que menos tantos ha encajado en las salidas junto al Fuenlabrada (4), ha empatado en Málaga y ha ganado en Tenerife y en Ibiza. Donde sufre de verdad es Anduva, con cuatro derrotas y un empate de forma consecutiva.

Ese desajuste hace del Mirandés un rival poco fiable. Lo dicen sus enloquecidos marcadores, con triunfos sonoros y tropiezos a lo grande como por ejemplo en el 1-3 frente el colista Alcorcón. Lo único seguro es que sus encuentros se viven al límite, donde su voracidad juvenil puede desarmar a sus adversarios y pasarle factura defensivamente. El balance de goles a favor y en contra define con exactitud su personalidad: es el tercer equipo que más goles marca del torneo (18) después del líder, Eibar, y del segundo clasificado, Almería, y, sin embargo, es el segundo más que más encaja (20) tras el Álcorcón, farorillo rojo. Va de cara pero le cogen la espalda. Al Las Palmas se lo llevó por medio tras un cambio de golpes espectacular (4-2) y ante el Eibar, después de ir 1-3 por detrás, le empató (3-3).

El Real Zaragoza tendrá que prepararse para un vendaval que le pone las cosas muy difíciles en La Romareda. El Mirandés ha visitado en seis ocasiones el Municipal en competición doméstica y ha vencido en tres (una de ellas con gol de Eguaras) y ha empatado en una para caer en otras dos, la última el curso pasado con el tanto de Peybernes en su debut en la titularidad del conjunto aragonés. La espontaneidad y fragilidad de los jabatos frente a un Real Zaragoza de los peores números atacantes y los mejores en defensa. La noche y el día en una nueva cita de necesidades.

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