El gol vuelve a llegar por las alas

El Real Zaragoza ha cerrado la temporada, a falta del encuentro de mañana a puerta cerrada frente al Girona, con un registro de 14 goles a su favor, tantos que ha repartido entre rivales de 2ª RFEF, 1ª RFEF, la Liga saudí y el Betis, vigente campeón de Copa. Sólo el Teruel ha sido capaz de dejarle a cero en Pinilla sin que se moviera el marcador inicial. En estas citas ha ofrecido la imagen de un equipo y sobre todo de una idea en construcción, pendiente de ampliar la plantilla y sus prestaciones de cara a la competición para mejorar sustancialmente si el objetivo es situarse lo más arriba posible a lo largo del torneo. Este periodo se ha distinguido por claroscuros, por la moneda de doble cara de un grupo vulnerable a poco que la expriman en defensa y rebelde con los marcadores adversos hasta igualarlos o remontarlos. Frente al Betis, el adversario de mayor calado, hizo su fútbol más aseado y repitió esa versión aguerrida ya conocida de otras temporadas –de hecho el once frente a los andaluces sólo tuvo una novedad, Manu Molina, con respecto a futbolistas del pasado–.

Entre los aspectos positivos y negativos de la pretemporada, permanece enquistada la dificultad para generar ocasiones. Azón y Vada, en tres ocasiones, han minimizado el problema cada uno a su manera con la colaboración de siete compañeros: Gámez, Bermejo, Larrazabal, Puche, Jair, Petrovic y Giuliano Simeone. Esos goles, con uno en propia meta de Javi Hernández frente al Deportivo Aragón, se han conseguido por una vía casi única, partiendo desde fuera, desde los extremos, algo que habla bien de la capacidad para hallar soluciones por los carriles, pero que también subraya la complejidad para que el conjunto de Carcedo, como antes el de JIM, entre al área por el centro, en asociaciones, filtraciones o paredes. Ese muro permanece elevado todavía para un Real Zaragoza que genera todo su peligro desde los costados.

Chavarría en dos ocasiones, Lasure, y Mollejo han sido los asistentes desde la izquierda para Gámez, Puche, Larrazabal y Azón, mientras que desde la derecha Buyla centró con precisión para Azón y Francho para Giuliano Simeone. Los balones aprovechados en rechaces que terminaron dentro de Jair y Vada llegaron desde las botas de Nieto y Narváez, también de centros laterales. Sólo las dos intervenciones de Azón en Tarragona, en la que acortó distancias y provocó un penalti, vinieron por el corazón del área. Vada con dos penaltis, Bermejo de falta directa y Petrovic de una tremendo zapatazo completan este listado de goles veraniegos que se escriben por los bordes del campo, por las alas de un equipo que vuela bien por los márgenes del campo pero que aún choca contra la puerta principal.

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