El nacimiento del Ciudad de Zaragoza en el esplendor de ‘Die Mannschaft’

El fútbol de los años 70 despedía con todos los honores al Brasil artístico de Pelé y recibía a lo grande dos formas mucho más física de entender este deporte que arrancaron esa década con un apetito voraz a nivel de clubes y de selecciones, la Holanda de Cruyff y la Alemania de Beckenbauer; el Ajax de Johan y el Bayern Múnich de Franz. A la par, Zaragoza daba a luz su primer trofeo con el nombre de la ciudad, en 1971, con mayo como mes elegido para su disputa y un deshonroso descenso a Segunda con las arcas vacías. Con un formato triangular, durante las cuatro primeras ediciones siempre hubo un invitado alemán a la par que su selección, la Die Mannschaft de Helmut Schoen, intentaba y conseguía olvidar la final del Mundial de 1966 y el gol fantasma de Hurst y su tremenda decepción en las semifinales de México 1970 en el partido del siglo, con cinco goles en la prórroga y Beckenkauer con el brazo en cabestrillo al no existir aún los cambios. Se llevó la Eurocopa de 1972 frente a Rusia y conquistó ante la Naranja Mecánica de Cruyff el campeonato del mundo que se celebró en tierras germanas. Los mejores futbolistas del planeta en ese momento circularon por el Municipal en las filas del Colonia, el Hamburgo y el Borussia Mönchengladbach, equipos que se llevaron el torneo. En 1974, en el origen de los Zaraguayos y ya como organizador, el conjunto aragonés ganó su trofeo por primera vez frente al Eintracht.

El Colonia entrenado por el austriaco Ernst Ocwirkse presentaba de capa caída en la edición inaugural, pero con jugadores con mucho poso internacional como Jupp Kappellmann, Wolfgang Overath, Heinz Flohe y Bernhard Cullmann. El Borussia Moenchengladbach que formaría la columna vertebral junto al Bayern Múnich del Mundial 1974 (Uli Hoeness, Gerd Müller, Franz Beckenbauer, Hans-Georg Schwarzenbeck, Paul Breitner y Sepp Maier) aterrizó en la capital aragonesa en 1973 nada menos que con Kleff, Vogts, Bonhof (fichado en 1978 por el Valencia), Netzer (contratado por el Real Madrid en 1973 y uno de los mejores pasadores que se recuerdan en la historia de este juego), Heynckes y Wimmer. Una maquinaria imponente, machacona y no exenta de elegancia que ya sabía lo que era dominar la Bundesliga. No había opciones para el Real Zaragoza ni para los otros participantes, pero el Trofeo adquirió con esa apuesta un relumbrón considerable que mantuvo hasta 2007, cuando se enfrentó a la Juventus para derrotarle con dos goles de Diego Milito. Desde entonces ha ido perdiendo mucho gas hasta convertirse en un partido de presentación con adversarios con muy poco gancho para el público. Getafe en tres ocasiones con esta, Levante, Eibar, Espanyol, Alavés… La memoria de Carlos Lapetra, como bien recordó y lamentó en su día su hijo y ahora presidente del club, se honra poco con este tipo de encuentros. Tan lejanos de aquella esencia de la Die Mannschaft del narigón y magnífico Helmut Schoen que se apagó enfermo de Alzheimer.

(* En la fotografía, Vogts, Netzer y Heynckes, jugadores del Borussia Moenchengladbach que disputaron el Ttofeo Ciudad de Zaragoza)

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