El Real Zaragoza entra en el paritorio

Miguel Torrecilla ha tenido un hijo y Juan Ignacio Martínez, un sobrino en esa simbiosis sin fisuras en el discurso y la fe que forman director deportivo y entrenador. Sin embargo, el Real Zaragoza aún no ha visto la luz, al menos con la intensidad que anuncian ambos, la de estar en la «pomada», en la parte alta de la clasificación al final del curso. Es penúltimo, no ha logrado un gol en tres jornadas y en esta jornada se enfrenta al colista Alcorcón en Santo Domingo (18.15). Es decir que entra en el paritorio para nacer como grupo competitivo, para marcar, para estrenar su casillero de victorias. Puede que para ser farolillo rojo si cae en esta salida, la primera de dos consecutivas. Por el momento, el embarazo del área técnica es psicológico, una ilusión nacida tras el cierre del mercado con ocho fichajes de los que muy pocos parecen capacitados para una titularidad continuada y una derrota ante el Cartagena donde tuvo más ocasiones que fútbol. De Narváez, no de los nuevos delanteros.

La semana ha traído consigo un par de tormentas de las que no ayudan a dar estabilidad. Primero la cesión muy mal explicada de Luis Carbonell, una perla de la cantera enviada al Real Madrid a coste cero. El jueves, ese comunicado del club informando a su manera que se daba por finiquitada la negociación con Spain Football Capital, la sociedad que pretendía convertirse en propietaria del club y que no ha puesto un euro por delante. Ahora, dicen la Fundación y su brazo impreso el Heraldo, que se abren a otras opciones para recibir inyecciones de capital. En este parto de los montes, la directiva ha aprovechado para instaurar unos juegos florales para festejar sin pudor alguno su gran labor económica en estos años y el éxito deportivo de haber disputado tres playoofs, aunque no inica que para perderlos. Tampoco cuentan el órgano de gobierno y su aparato de comunicación que en este periodo se ha subsistido vendiendo a los mejores jugadores como una de las principales vías de ingresos. El ridículo ha sido de órdago.

El fútbol regresa para el Real Zaragoza de nuevo sin Francés, Francho y Azón, que siguen con la sub 21 para medirse el martes a Lituania. Y vuelve con urgencias por mucho que se quiera minimizar la importancia de la cita contra el equipo de Anquela. Ponferradina, Fuenlabrada y Málaga han derrotado a los alfareros, el otro equipo junto al Real Zaragoza y el Burgos aún no ha visto puerta. Los tres puntos, en estas circunstancias, más que un botín es un tesoro en la faceta deportiva y mental. Por mucho que quede por delante, quedarse descolgado en la rampa de salida es un lujo que no puede permitirse el conjunto aragonés, bastante menos preparado que el Alcorcón para remar contracorriente pese al milagro de la temporada pasada.

Todo indica que JIM no hará muchos cambios o ninguno con respecto al partido del pasado lunes. Entra el la lista el argentino Valentín Vada, la última incorporación, pero en el once no habrá «revoluciones», según indico un entrenador de gustos conservadores aun por encima de resultados negativos. Podría darse la novedad de Borja Sainz por Bermejo o algún giro en el centro del campo. Por lo demás, poco más con la mirada puesta de nuevo en Álvaro Giménez como supuesto caudillo del gol o en Nano Mesa, que parece haber llegado con más energía que su compañero en el Cádiz. De Narváez, cuyo mapa de calor lo dibuja de forma autodidacta cuando escapa de la celda de la banda, no hay noticias anotadores desde hace 14 partidos, 11 de la temporada anterior y tres de la actual. Incluso así, el colombiano es la gran esperanza atacante por ambición más que por puntería.

Dejar la portería a cero, adelantarse en el marcador… Este Real Zaragoza hijo de las agonías se reduce a esas sencillas premisas para avanzar hacia algún sitio. Hacia el paritorio donde Miguel Torrecilla y JIM se felicitan por el nacimiento de un equipo estrella que todavía no se ha producido. Un bautismo triunfal en Santo Domingo ayudaría, por el momento, a sacar la cabeza del vientre de las adversidades.

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