El Real Zaragoza gana dos partidos y pierde dos puntos

Sientas en una mesa redonda a los mejores entrenadores de la historia del fútbol y ninguno coincidiría en la descripción de lo que ocurrió en el Fernando Torres. Es muy probable que, por lo que se refiere al Real Zaragoza, acabaran incluso enzarzados en una acalorada discusión sobre la preferencia del resultado o de las sensaciones de un equipo que apostó y tuvo la victoria en su mano y que pudo sumar una derrota por no leer la letra pequeña del contrato, la que recoge que en los encuentros suelen ser más caras las distracciones en defensa que los múltiples desaciertos en ataque. No habrá quórum, pero sí la percepción de que el conjunto aragonés lo hizo casi todo para vencer ante un Fuenlabrada de vuelo mucho más bajo. Fue más valiente, jugó mejor, tuvo ocasiones para contar con los dedos de las dos manos y con alguno de los pies. Y pese a todo no pudo pasar de una igualada que le sabe a mucho y a poco. Quizás habría que invitar a Groucho Marx para poner algo de cordura en la reunión de sabios. «Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…». Un pequeño triunfo que se le escapó al equipo de Juan Ignacio Martínez…

El Real Zaragoza ganó los dos partidos que jugó en el mismo y perdió dos puntos en su segundo desplazamiento a Madrid. El cómputo general tiene que ser de satisfacción sobre todo por la valentía que demostró en todo momento, por el arrojo de una primera parte en la que generó una cantidad de oportunidades extraordinaria y de participación colectiva. La inclusión de Nano Mesa en el once puso la mecha a una traca continuada de ataques y llegadas. Álvaro Giménez de chilena, Narváez con un par de disparos con su sello particular y el propio Mesa con otro tiro y un fallo de los denominados inexplicables bajo el larguero lideraron ese apetito voraz ante la desorientada defensa del Fuenlabrada y su portero Altube. A esa búsqueda del gol se añadieron las cabezas de Jair, Francés, Francho… Todo el enjambre de avispas picando y mordiendo con armonía. El mejor Real Zaragoza en al menos año y medio. Pero se olvidó una vez de proteger el nido frente a un rival cuya especialidad es aprovechar el máximo lo mínimo, y en un córner de deserción general, Zozulia puso la frente en el primer palo y Anderson, casi sin querer, marcó. A JIM le llegó de fondo esta canción: «Son las cosas de la vida son las cosas del querer, no tienen fin ni principio, ni tienen cómo ni por qué».

La efectividad de unos y la falta de concentración de otros. El Fuenlabrada se puso gallo, liberado del huracán zaragocista e insistiendo en un intercambio de golpes muy suicida que le devolvió al partido y que quiso frenar Oltra sin éxito con un tercer central. Se pensaron los azulones que el encuentro era suyo cuando el árbitro señaló penalti a Eguaras por derribar a Zozulia, pero el VAR descubrió el teatro del delantero. Se creyó dueño y señor cuando Fran Gámez, en una entrada muy ingenua, vio la segunda amarilla y la roja y dejó a sus compañeros en inferioridad. Juan Ignacio Martínez había realizado con anterioridad tres cambios para establecer otro rumbo pero el lateral le alteró todos los planes. O no. El Real Zaragoza, con una insistencia menos académica, se encontró un penalti por mano de Pulido chivado por el VAR y Vada igualó el choque en el momento más crítico para los aragoneses. La camisa de fuerza se desató por completo y también regresó el Real Zaragoza ambicioso, bravo, buscando los tres puntos con uno menos, con Cristian desactivando un misil de Ibán Salvador y, con la cara, otro de Zozulia.

Narváez le sirvió en bandeja de plata el triunfo a Borja Sainz pero el vizcaíno se atragantó de juventud solo ante Altube y le pudo la responsabilidad. En ese tramo, Iván Azón, relevo de Álvaro, quebró la ya de por sí inconsistente zaga del Fuenlabrada, seriamente amenazada. El canterano, con los tobillos castigados sin piedad, se propuso y consiguió imponerse en todas las batallas físicas. Además, en un pase de Eguaras se plantó frente al portero y definió con clase mientras el VAR indicaba que había arrancado por centímetros en fuera de juego. Finalizada la mesa redonda, por una puerta se marchan quienes aplauden el marcador. Por otras, quienes lo maldicen. Y en el centro de la sala, Groucho Marx: «Me parece buena idea no pasarse la vida intentando complacer a los demás. Si no te complaces a ti mismo, acabarás sin complacer a nadie. Pero si te complaces a ti mismo, quizás complazcas a alguien más». El Real Zaragoza se sintió bien consigo mismo. Eso es lo verdaderamente importante.

One comment on “El Real Zaragoza gana dos partidos y pierde dos puntos

  • Dabi , Direct link to comment

    Vaya por delante que la pelotita tiene que entrar, sí, y para eso alguien debe empujarla en condiciones, pero el partido de ayer es lo mejor en años; como exhibición coral, por encima del Zaragoza de Luis Suárez, aunque volvamos a lo de siempre, la pegada. Y JIM… Lo que hizo el año pasado ya fue un milagro que otros como Paco Jémez (gracias al Supremo) no se atrevieron a intentar. Sólo con eso ya merece el calificativo de entrenador, a pesar de que tenga su cuota de pedradas incomprensibles. Pero lo que ha el equipo con él en la segunda parte del Alcorcón y sobre todo ayer, tela. Parece que llevaran toda la vida jugando ofensivo, y es todo lo contrario de la forma en que jugamos el año pasado. Está demostrando que en su libreto de técnico hay más de una página (aparte de que ahora también tiene más alternativas en plantilla), y eso es mucho decir en comparación con otros.

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