El Real Zaragoza luce músculo en una lucha de titanes

El conjunto de Fran Escribá, que recupera a Cristian, recibe al Eibar en un cruce de rachas divergentes en las alturas, pero con la garantía de haber hallado en Gijón la identidad de juego adecuada para la plantilla

El Eibar viene cuesta arriba y sin frenos después un terrible arranque de temporada y de ganar cinco de sus últimos seis partidos, tres de ellos a domicilio, y el Real Zaragoza recibe a los armeros con una solo victoria en el mismo número de encuentros, perdiendo por el camino su fortaleza como local tras empatar con el Racing y estrellarse con dos equipos en serios apuros, Mirandés y Alcorcón. Esas inercias de resultados y de tendencias se reúnen este sábado en La Romareda (21.00) con un solo punto de diferencia en la clasificación, en una lucha de titanes que, pese a sus rachas divergentes, no tiene favorito en las apuestas.

Si las sensaciones de última hora dicen algo, el equipo de Etxeberría igualó con el Huesca sometido por la firmeza táctica y la sobriedad defensiva de los oscenses en el estreno de Antonio Hidalgo en el banquillo, sin recurso alguno para vencer en Ipurua, mientras que el de Escribá protagonizó un excelente partido en Gijón que dos errores de última hora le impidieron llevárselo. Llevaba mucho tiempo el Real Zaragoza, incluso en su época dorada de lideratos, buscando el fútbol que mejor encajara con sus futbolistas, y lo halló en El Molinón. Ahora mismo tiene un estilo que explotar y explorar, un atractivo perfil que debe conservar sobre la estabilidad en las alineaciones y en las posiciones.

El regreso de Cristian por el señalado y exculpado Poussin podría suponer el único cambio en el once si el técnico decide contar al final con Aguado, quien ha estado entre algodones está semana, y si repite con Lluís López en el eje defensivo como continuación del notable rendimiento que ofreció el catalán el pasado domingo y pese a la presencia de Francés, de vuelta de la sub 21. El por ahora frágil Quentin llega a tiempo y el resto, salvo que Moya desplace a Grau, apunta a ser el mismo que jugó en tierras asturianas. De nuevo con un solo delantero, un Iván Azón inconmensurable en ese choque, con Manu Vallejo haciendo la goma entre el arranque y las labores de interior zurdo, y sin Bakis, que seguiría en la reserva pero con la puerta abierta a contar con minutos como ha confirmado el entrenador. Y con Mesa tocando por libre, papel el de solista que hace que el grupo suene mucho mejor.

El encuentro se presenta en fechas donde un accidente aún se puede encajar sin dramas, pero el Real Zaragoza necesita el triunfo para confirmar que futbolísticamente surfea ya sobre la ola buena y por el prestigio y la confianza que otorgan doblegar a un adversario como el Eibar, con quien se antoja que compartirá billete de primera clase el resto del torneo. También porque un hipotético empate y mucho más una nueva derrota en el Municipal le sacaría casi seguro del club de los seis primeros si el Valladolid se impone el domingo en Pucela al Andorra… Y ese trago sí que sería amargo.

Del Eibar, sobre el que pesa la maldición histórica de no haberse impuesto jamás en La Romareda, hay poco que descubrir porque se ciñe a los parámetros de un club de gran potencial individual y colectivo, con profesionales con un buen puñado de kilómetros en Primera pero sobre todo con una legión de competentes veteranos de esta categoría. Entre ellos, cómo no, Stoichkov, que suele afinar su puntería cuando el Real Zaragoza se pone enfrente, dirigidos por un entrenador al alza, Joseba Etxebarría. No será nada sencillo, pero el Real Zaragoza ha desarrollado bastante músculo en su juego, ahora coordinado y geométrico. Cristian, Jair Aguado, Mesa, Valera, Azón… Los puntos estratégicos sobre las íes.

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