El Real Zaragoza se tatúa un empate chapucero

El equipo aragonés recupera en Anduva la tacaña versión futbolística de antes de la ‘era Víctor Fernández’ y, patético de nuevo en ataque pese a la energía de Liso, se conforma con un punto para la bolsa de la salvación (0-0)

El Real Zaragoza de Víctor Fernández fue, en actitud, el Real Zaragoza de Fran Escribá y de Julio Velázquez, un equipo tacaño en la búsqueda del triunfo que se niega jornada tras jornada, con grilletes en los pies y en la cabeza fruto del pánico que le corre por las venas y de la falta de calidad para llegar al área rival con alguna luz encendida. Se puso al servicio de lo que quisiera el Mirandés, que sin crearle ocasiones le tuvo en constante alerta por su mayor ambición y decencia con la pelota, y se marchó de Anduva con el chapucero empate que ya se había tatuado antes de llegar al estadio. Su entrenador ha descubierto toda la verdad y nada más que la verdad y tampoco puso mucho de su parte para que los jugadores asumieran riesgos. Más vale pájaro en mano que nada volando es el lema que se va imponiendo, lo que se logró para echar en la bolsa de la permanencia un punto, todo lo que mereció un conjunto que sumó su quinto partido consecutivo sin marcar. Por encima de ese planicie de pases infames por lentos o por inalcanzables, se elevó tan sólo Adrián Liso. El juvenil, debutante en la titularidad, fue el único que imprimió energía, profundidad, sentido común en los centros laterales y desgaste físico. Entre el encefalograma raso de sus compañeros, parecía una inteligencia superior.

Liso sacó nota alta de un valle de suspensos y deficientes. Se defiende mal, el tráfico del centro del campo es de una densidad irrespirable y arriba, todo el que aparece toca fondo. Lluís López estuvo muy cerca de alegrar la tarde con una pérdida de balón que, dada su anatomía plomiza, se lo llevo con ligereza la zancada de Gabri en dirección a Badía. Jair, otro que va desquiciado salvo cuando el esférico le pide acrobacias aéreas, salió al paso e incomodó el disparo franco del delantero. Mouriño y Lecoeuche en los laterales nunca dieron amplitud. El uruguayo porque el carril le viene muy estrecho para su incontestable figura de central, y el francés porque es mantequilla fundida. Chaira, una bala, le regaló todo tipo de lazos por velocidad y juego de cintura. De ninguna manera, el Real Zaragoza tomó la segunda parte frente al Espanyol como ejemplo a seguir. Muy al contrario, buceó en sus peores complejos, con una medular de soluciones soporíferas con Moya y Aguado huecos de argumentos distintos donde hasta Valera se autocensuró el desborde. La apuesta por Bakis como ariete, por mucho que Víctor quiera recuperar al turco bajo fuego real, resulta un derroche inútil porque su estado de forma es de sopa y manta. Si además Maikel Mesa se pone en plan pisadas y arrastres con la suela más propios de cancha de fútbol sala para perderse un buen puñado de minutos en su habitual nebulosa, atacar se convierte en un ejercicio mastodóntico para el conjunto aragonés.

Mesa obligó a Ramón Juan a despejar un lanzamiento procedente de una pase anterior de Liso, y Manu Vallejo, que volvió a entrar al campo como el que va a buscar el periódico un domingo por la mañana, le pegó mordido a la pelota sin problemas para que la atajara el portero. Cuando el Mirandés aflojó, el Real Zaragoza dio un tímido paso hacia adelante sin querer molestar demasiado, con el punto susurrándole al oído lo grandioso de la conquista. Mouriño se atrevió un poco y Víctor dio entrada a Azón y a Pau Sans, en este caso buscando en la insolencia de la juventud un gramo de atrevimiento, de imaginación. Algo diferenciador en este Real Zaragoza monótono, indigesto, que jugaría mucho más cómodo los encuentros si se desarrollaran sin balón. En Anduva fue un mal calco de sí mismo y arañó un punto. Nunca se propuso más. Ni Víctor Fernández ni nadie pude cambiar este universo de astros sombríos donde un juvenil aporta la única chispa, sólo evitar que colisionen y se produzca una catástrofe por muy remota que parezca en la clasificación, porque en el campo el desastre es absoluto.

0 – Mirandes: Ramón Juan; Chaira (Tomeo min 75), Pablo Ramón, Barcia (Alcedo min 75), Barbu, Jonathan Gómez; Tachi, Reina; Álvaro Sanz (Lechuer), Carlos Martín (La Gumina min 70) y Gabri.

0 – Real Zaragoza: Edgar Badía; Mouriño, Lluís López, Jair Amador, Lecoeuche; Germán Valera (Pau Sans min 75), Marc Aguado, Toni Moya, Maikel Mesa (Manu Vallejo min 77); Adrián Liso (Fran Gamez min 89) y Bakis (Azón min 65).

Árbitro: González Díaz. Amonestó por los locales a Tachi (min 65), Alceda (min 81) y Reina (min 84) y por los visitantes Bakis (min 33) y Liso (min 53)

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 32 de la Liga Hypermotion celebrado en el Estadio de Anduva.

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04 comments on “El Real Zaragoza se tatúa un empate chapucero

  • Leonaredo , Direct link to comment

    No se apreció ninguna mejoría. La única noticia positiva la buena actuación de Liso. El equipo está con el motor gripado y los aficionados nos preguntamos a quién podríamos ganar de aquí al final de temporada.

    • Maño de Vilassar , Direct link to comment

      En mi caso, no veo que podamos ganar a nadie actualmente en la categoría. De hecho, me dan más miedo los equipos que estén abajo. Ojo, no estemos al final de la temporada luchando por no descender. A Fernando Vázquez ya le pasó con el Deportivo, creo recordar.

  • Garcia Castany , Direct link to comment

    Ayer jugamos, es un decir, con el equipo con peor dinámica de la Segunda División, los jugadores no dieron la talla, es hora de ser valientes ahora que hay un poco de margen, el equipo necesita sangre fresca, con jugadores como Lecoueche tiene nivel de Regional, Toni Moya jugando a tiempo parcial, Lluis López blando hasta el paroxismo, Manu Vallejo en su mundo nos vamos al abismo, Liso, Sans y Vaquero al campo con Pablo Cortés en la recámara, esto ya lo hemos vivido con Cani y Espadas en Oviedo hace unos años, es decir tratamiento de choque al semicadáver, por último no me olvido Cordero/Sanhelli con el 4º presupuesto de la categoría, chaticos.

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