Como la samba, Pelé simboliza el espectáculo de una fiesta eterna
Nadie como Pelé simboliza el fútbol como deporte rey. Si Garrincha fue la alegría del pueblo, él dibujo su amplia e incombustible sonrisa en el rostro de los aficionados con su aura de estrella universal, de eterno malabarista, de embajador del gol. Si John Lennon se jactó de que los Beatles eran más famosos que Jesucristo, O Rei superó en popularidad a los de Liverpool. Pocos seres humanos han tenido su impacto a todos los niveles, en cualquier rincón del planeta. Rastreó todas las almas de la pelota y las concentró en el elixir del mayor espectáculo, de una samba que bailar sin fronteras. Hoy ha muerto el rey. No hay consuelo posible en la despedida a la felicidad.