La camiseta de Pelé la tiene Rico

Pelé jugó su ultimo partido de la gira europea de 1974 en La Romareda. Camino de la retirada del Santos y del fútbol aunque después se enrolara en el Cosmos de Nueva york para paliar una crítica situación financiera, el tricampeón del mundo con Brasil consumía sus días de gloria. Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga… España, como ocurría por donde pasaba O Rei, a sus pies. Se paralizaban las ciudades y los estadios reventaban para reverenciar y disfrutar con las fantasías de la leyenda. El 3 de septiembre Pelé llenó el Municipal en el partido previo al inicio de la temporada, un duelo que ganaron los cariocas con dos tantos Pelé, de penalti y de falta directa, y otro de Clayton, para remontar los goles de Diarte y Soto. El campeón europeo de los pesos superligeros, el zaragozano Perico Fernández, hizo el saque de honor y el presidente, José Ángel Zalba le hizo entrega de una réplica de la Virgen del Pilar que años más tarde acabaría en una subasta del futbolista para recaudar fondos benéficos.

Era, más que un encuentro de fútbol, una liturgia. Al final, José Luis Rico, estupendo lateral derecho de los Zaraguayos, se intercambió la camiseta con Pelé. «Yo estaba mala en la cama con anginas y le dije que se la pidiera al principio, que no esperase al acabar el partido porque entonces sería imposible con todo el mundo solicitándole lo mismo», relata la esposa de Rico, quien siguió al pie de la letra el consejo de su mujer. «Se lo propuse antes de comenzar y, muy amable, accedió». Poca gente ha visto en primera persona ese trofeo que la familia tiene enmarcado en una de las habitaciones de la casa. Al dorso, una fotografía de ambos bajo el mítico número 10.

Cuenta Rico que el astro, que se había pasado la noche retratándose con todo el mundo y firmando autógrafos antes, durante y después de que Ovejero derriba la portería al intentar evitar un gol, le pidió un favor. «Estaba agotado. El público quería inmortalizarse con él y no le concedieron un respiro ni en esos veinte minutos que se tardó en arreglar la portería. Siempre con una sonrisa y cordial, me dijo que la fotografía la hiciéramos en cuclillas, que ya no podía más. Y así fue. Luego me entregó esa camiseta que guardo como un tesoro». El exjugador del Real Zaragoza apunta que «nunca he sido un mitómano, y creo que es la única vez que me saqué una foto con otro compañero de un equipo rival».

En esa ocasión, Rico burló su habitual discreción. «Entonces era Dios como hoy en día lo puede ser Messi. No soy de comparar porque pienso que cada época es diferente. Entonces había pocos jugadores de ese nivel, y ahora, por preparación física, te encuentras más. Me vienen a la cabeza Di Stéfano, Maradona, Cruyff, Cristiano e incluso Mbappé… Impresionantes. Todos han sido maravillosos y han marcado una época, pero Pelé tenía un aura especial. Nunca he sido de ídolos y de adular a nadie, sin embargo…». La lista se hizo interminable para conseguir la camiseta de la estrella. Aficionados, jugadores y todo tipo de espontáneos saltaron al césped. José Luis y Pilar ya la tenían en su poder, ese fragmento de Pelé que hoy viste parte de su casa y sus corazones.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *