El Zaragocismo y el zaragocismo

En todos los clubes del mundo, la afición representa y enarbola con puño legítimo los valores emocionales de un equipo, de una ciudad, de una tierra, de un carácter exclusivo. Nadie como ella tiene un lazo sentimental tan fuerte, tan sincero y perdurable. La edad, la clase social, la afiliación política o la religiosa comulgan en el mismo altar y beben del cáliz de la pertenencia a un vínculo que se explica en la cartografía del corazón. El Real Zaragoza tiene su propio evangelio, robustecido por una historia que ha dignificado el fútbol como espectáculo y que se ha visto recompensada con títulos nacionales e internacionales bañados por el oro de plantillas legendarias y jugadores fabulosos. Desde hace casi dos décadas, sus cimientos se han tambaleado en manos de falsos profetas para sufrir un exilio de la élite que lleva camino de 12 temporadas.

Las generaciones se han ido sucediendo en la gloria y en la desgracia sin perder, pese a que las últimas han sido expuestas a duras pruebas, el vínculo de fidelidad. En el oscuro océano de Segunda, la hinchada surca estos años en una embarcación de Primera, en uno de los estadios más concurridos de las competiciones profesionales. La inflexible exigencia de los seguidores que han disfrutado con un Real Zaragoza de ensueño y el cariño incondicional de los que luchan, más jóvenes, por huir de esta pesadilla se sientan en la localidad de lo conmovedor. Ellos son el Zaragocismo con mayúscula, el que se identifica con la tolerancia, la educación, la inteligencia y una pasión incombustible en el tiempo y en la crítica. El zaragocismo minúsculo, el que persigue coser una estrella a las puertas del crematorio a todos aquellos que no brinden con su fanatismo e intransigencia o con su interesada corriente de opinión, nunca figurará en aforo alguno, ni tan siquiera en el de la memoria que ya los olvidó al final de este párrafo.

One comment on “El Zaragocismo y el zaragocismo

  • Leonaredo , Direct link to comment

    Hubiera sido yo del Zaragoza si en el año 1964,tenia entonces 11 años, hubiera estado en segunda división? No.
    Nada me vincula a a la hermosa tierra aragonesa ni a la acogedora y señorial Zaragoza. Los chicos de mi generación en otras tierras de España, vimos en los magníficos esa otra manera de hacer fútbol que nos emcandilaba y aquí seguimos. Muy de acuerdo contigo,Alfonso, es una pena que las nuevas generaciones de esa tierra hayan sido privadas de aquellos exitod deportivos. Pocos ya del resto de España se harán del Zaragoza.

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