El Real Zaragoza ha alcanzado la costa de la jornada 27 a un ritmo de puntuación de descenso, según se desprende un cómputo aproximado que toma como referencia la media de los cuatro últimos clasificados desde que la Segunda la disputan 22 clubes. Esos cálculos aconsejan sumar 50 puntos, y tiene 30, para asegurar la permanencia en función de que en encarezca o abarate el pasaporte. Esta campaña, la línea de salvación estará por debajo de ese medio centenar de unidades por el pobre rendimiento de Alcorcón, Real Sociedad B, Fuenlabrada y Amorebieta, y posiblemente rondará los 48. Sin embargo, el conjunto de JIM ha conseguido hasta ahora 30 puntos de 81, un 37%. Si mantiene esa cadencia en las 15 jornadas que restan, lograría 46, en un principio una cifra que no aseguraría al cien por cien la continuidad en el fútbol profesional, pendiente de que sus perseguidores no le cacen.
Tomando los 48 puntos como referencia de seguridad, tendría que elevar al 40% sus beneficios. En los últimos ocho partidos, periodo en el que ha hecho oficial la crisis más grave del curso, con cuatro derrotas y cuatro empates, es decir 4 de 24 puntos como raquítica cosecha, presenta un 16% de productividad que pone los pelos de punta si no se produce una inmediata reacción del equipo. Seguramente su destino lo escribirá frente a sus rivales directos, contra los que se enfrenta en esta recta final: Fuenlabrada, Amorebieta y Alcorcón en casa y Real Sociedad B en San Sebastián. No se puede permitir ni un solo empate en esas cuatro citas, y además arañar otra media docena de puntos contra el resto.
Sus próximos tres encuentros resultarán vitales tanto para marcar una imprescindible recuperación moral como para empezar a hacer caja, porque es seguro que alguno de los descolgados le respirará en la nuca si se atasca. El sábado, Las Palmas, aspirante al playoff, visitará La Romareda con el puesto de Juan Ignacio Martínez pendiente de un hilo, para después viajar a Gijón, donde el Sporting dará los últimos coletazos para pelear por la sexta plaza, y recibir a un Almería directo a Primera. Tras esa ciclón de tres cabezas, llegarán tres etapas en teoría mucho más llanas que no le permiten pinchazo alguno: Fuenlabrada en El Municipal, Cartagena fuera y Amorebieta de nuevo como local. La Real Sociedad B de Xabi Alonso queda como cierre del calendario de este ejercicio.
Los números están echados. La cuestión es cómo cuadrarlos sin estar pendientes de las desgracias ajenas. Porque el Real Zaragoza ha entrado en una dinámica de máxima fragilidad competitiva como se comprobó sobre todo en Butarque. JIM va dando volantazos en un vehículo que ha perdido combustible en el mercado de invierno, incapaz de ganar a nadie, de hacer un gol y con la defensa cotizando a la baja pese al crecimiento de Francés. El cambio de entrenador se antoja ineludible para intentar recuperar o reanimar a un vestuario con respuestas depresivas sobre el campo. El técnico alicantino ha perdido su poder de convicción de puertas adentro y se la ocurrido dar el mal paso de señalar a la afición. Urge una recarga de energías y a Juan Ignacio Martínez se le han acabado las pilas para recuperar al equipo en este trayecto hacia el que va con la única ventaja de depender de sí mismo.