Entre la normalidad y el seísmo

El Real Zaragoza ya ha roto esos límites que estaban en las apuestas de su entorno y que le hacían sumar o igualar registros históricos. Encajó el primer gol, empató su primer partido y perdió dos consecutivos. Ya está, volvemos a la normalidad para intentar competir por los primeros seis puestos en la tabla con el lastre de las lesiones de Nieto y Francho; siempre se habla de los que no están y se cae en la cuenta, como es en el caso del defensa, de su trabajo regular y callado asumiendo que posiblemente eran algo injustas las críticas sobre el futbolista. En el caso de Francho es evidente que se trataba la piedra angular del proyecto de Fran Escribá y su ausencia está haciendo mucho daño al equipo. El regreso de Marc Aguado era esperado y aplaudido por la calidad de juego y su talento sobre el centro del campo. Ya lo había demostrado en Andorra con un tipo de juego diferente: con amplitud por delante de la defensa, capaz de abrir el juego hacia las bandas o de entregar a un centrocampista interior el balón que preceda a una asistencia. Colocarle a alguien a su lado (excepto a Francho por su movilidad) atasca su libertad de movimientos y le rebaja a un centrocampista raso.

Lo mismo pasa con el empecinamiento de situar por la banda a Maikel Mesa y que ayude a su lateral pero la chispa del tinerfeño se apaga cuando no se encuentra libre para entrar al área contraria y probar suerte con el disparo o aliarse con un compañero. El único de los nuevos que ha demostrado influencia en el juego ha sido Germán Varela, que fue el mejor de los blanquillos en el triste partido ante el Mirandés. De Toni Moya, Vallejo, Bakis o Enrich sabemos aún muy poco y su aportación ha sido escasa. La mirada directa hacia el entrenador por parte de cada vez más aficionados zaragocistas hace que él se defienda hablando de cenizos y pesimistas, que valore por encima de la realidad su juego la superioridad supuestamente demostrada en los tres últimos partidos. Espero que el vestuario no haya comenzado a sentir las vibraciones de un seísmo indeseado.

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