JIM, cuento y leyenda

Hay varios temas estrella sobre la mesa zaragocista con la temporada deportiva archivada: la oficialidad de compraventa, pendiente del trámite de la salvación y de la autorización del Consejo Superior de Deportes, y el debate socio-político sobre la ubicación y financiación de la nouvelle Romareda, este último influenciado por un presumible compromiso financiero y de explotación por parte de la nueva propiedad. Sin la pasión del resultado en el marcador electrónico, el Real Zaragoza deshoja el calendario en una curiosa e interesante intersección que tiene a Raúl Sanllehí, anunciado como futuro director general de la SAD, presentando sus saludos a trabajadores de la entidad y a las primeros espadas del Ayuntamiento como embajador de un gobierno que sigue en el aire pendiente de la aprobación de la torre de control del CSD para tomar tierra.

La situación rezuma cierto surrealismo. En ese marco de espera, los proyectos también se cruzan por los pasillos sin distinguirse el deseo de la realidad, ambos sujetos a la discreción que exige la información a medias más que la prudencia. Entre ese puñado de noticias que circulan a toda máquina y a cámara lenta, para la gente lo que ocupa la cima del iceberg es qué demonios va a ocurrir con el equipo la próxima campaña. Si será un curso más de transición o se puede creer que el Real Zaragoza despegará entre los favoritos al menos para luchar por el playoff. Interesa saber qué modelo de trabajo se va a establecer, cuáles será las directrices ciertas con la cantera y los fichajes y qué profesionales se encargarán de configurar la plantilla y de pilotarla. El campo, por supuesto, es cuestión de estado, pero va para largo y en este ecosistema se vive al día.

En esta estación de matar moscas con el rabo mientras Jorge Mas y sus socios entran en la institución como legítimos dueños, el juego de moda es especular sobre el futuro de dos figuras clave en el presente del Real Zaragoza, el director deportivo y el entrenador. Por un buen puñado de razones de peso negativo que ya se han enumerado en todos los foros, Miguel Torrecilla habría acabado su experiencia en el club. No hay por dónde coger su posible continuidad salvo que Sanllehí opine lo contrario, porque sí es así ciertamente se revelaría una línea de trabajo como para desconfiar de un porvenir distinto. Luego o en primer término está Juan Ignacio Martínez, un caso aparte aunque venga en el mismo pack. Con el técnico hay división de opiniones.

JIM se ha ganado todo el respeto del mundo por su forma de afrontar dos de las crisis más graves en la historia del club, con una gestión humana intachable de un grupo sin fútbol, ni líderes ni goleador. Se contempla que si le ofreciesen mejor material, estaría cualificado para empresas más ambiciosas. No hay pruebas de ello, como tampoco de lo contrario. Porque en en este deporte el gran porcentaje del éxito reside en los futbolistas. De igual manera que han llovido elogios hacia su persona podrían haber caído sobre los jugadores. ¿Quién ha salvado el Real Zaragoza del descenso? Seguramente la confluencia de los dos factores. Por lo tanto, repartamos méritos de una vez.

Otro de los argumentos que se esgrimen en defensa de una renovación de contrato del alicantino es su valentía y compromiso por hacerse cargo de un equipo repudiado por otros, caso de los exzaragocistas Paco Jémez y Gustavo Poyet. Aquí hay que parar la cinta. Jémez y Poyet exigieron un proyecto para que no ocurriera lo que ocurrió. Buscando su propio interés, directamente apostaban por el equipo, pero la directiva prefirió asumir riesgos de máxima gravedad. JIM, que había desaparecido el mapa del fútbol español en 2014, quedó como última opción por recomendación de su amigo Torrecilla a Luis Carlos Cuartero. Entrenar a un gigante como el Real Zaragoza aunque fuera en esas circunstancias tiene que ver con una oportunidad que jamás se le hubiera presentado en otro escenario, no con las agallas de un intrépido.

El entrenador, que se ha revalorizado y vuelve a entrar en la rueda del mercado, es parte de un episodio de la historia del club donde ha primado la sumisión a un limite salarial muy bajo, es cierto, pero también a una forma muy peligrosa de minimizar y edulcorar los errores de los superiores hasta compartirlos. ¿Se ha salvado el Real Zaragoza gracias a JIM o a pesar de JIM y Torrecilla? Tiene un poco de cuento y otro leyenda. Bajo el sol de Miami no cabe la ficción.

04 comments on “JIM, cuento y leyenda

  • Romaredo , Direct link to comment

    Amigo Alfonso, sólo un apunte: no sería la «nouveau» Romareda sino la «nouvelle» Romareda dicho así en francés. Nouveau es nuevo y nouvelle es nueva. Nombre adjunto a una acequia, por tanto en femenino, llamada así por atravesar antiguos campos de romeros que en aragonés era una romareta. Dulcificada después castellanizándola cambiando el sufijo eta por eda.
    Te sonará así por ejemplo «la nouvelle cuisine».
    Saludos

  • Entryes , Direct link to comment

    Muy bien expresado. Estoy muy de acuerdo en que hay que agradecerle que nos salvase el año pasado pero es imposible saber si cualquier otro entrenador nos hubiera salvado igualmente…

  • Maño de Vilassar , Direct link to comment

    Sin ser el entrenador de mis sueños, al final este hombre se ha ganado el respeto de la afición. A la gente que trabaja bien en las malas situaciones también hay que renovarle la confianza

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