Venía el Real Zaragoza como un cohete, propulsado por cuatro victorias y una forma de ganar alimentada por la constancia y la influencia de la cantera. Pese a que la posibilidad de pelear por la sexta plaza no dejaba de ser una quimera, la ilusión había ocupado un derecho legítimo en los sueños. El partido en Cartagena, por lo tanto, aparecía como una excelente oportunidad para seguir en esa dinámica pese a las importantes ausencias de Jaume Grau y Francho Serrano y la decisión de que Bermejo se quedara en el banquillo sin participar al no estar al cien por cien del golpe que recibió en el ensayo del miércoles. No tiene el conjunto aragonés un fondo de armario tan amplio como para suplir con absolutas garantías a tres jugadores bajo el amparo de la inspiración y todos importantes en la sala de máquinas. Pero lo que hizo Juan Ignacio Martínez en Cartagonova es encadenar al equipo a las vías del tren con un centro del campo oxidado físicamente, entregando la batuta a un Zapater sin ritmo después de una larga lesión y a un Petrovic paquidérmico, con Eugeni, que tampoco es un galgo, sin entender muy bien cuál era su papel en la función. Ya avisó el entrenador que este partido se decidiría por los sucesos en la medular, pero hizo caso omiso a su propia advertencia y en lugar de resguardar al Real Zaragoza con un planteamiento de mayor recogimiento, lo dejó a las puertas del orfanato y salió corriendo.
Ningún rival había demostrado tal superioridad en toda la temporada. Por momentos un nivel abrumador con Bodiger, De Blasis, Tejera, Nacho Gil y Dauda imponiendo un juego abrasador por dominio de la situación, velocidad en las transiciones y ocasiones. Cristian Álvarez evitó una derrota aún mayor con intervenciones majestuosas mientras que Marc Martínez no tuvo que intervenir una sola vez en todo el encuentro. En ese duelo desigual tácticamente y de talentos, Delmás y Rubén Castro fueron los encargados de descoser al Real Zaragoza, de abrirlo en canal. El delantero, con 40 años, sentó a Jair y a Francés en el trono de los mortales con dos recortes y participó en los tres goles, mientras que el exzaragocista inauguró el marcador llegando de segunda línea con un zurdazo. JIM hizo debutar a Puche en esa alineación descompensada, pero insistió en situar en el once por delante de Azón a Álvaro Giménez y sobre todo a un Sabin Merino sin ningún tipo de condimento ofensivo. Cuando puso al canterano para solucionar sus problemas, el 2-0 en contra era una lápida, priorizando antes en los relevos a Vada por Zapater en lo que supuso otra decisión calamitosa porque el argentino si aporta algo es desorganización. ¿Qué tiene que hacer Azón además de marcar cuatro tantos consecutivos para que le den casaca de titular? Seguramente haber estado en la nómina de fichajes de Torrecilla.
Petrovic acabó lesionado. Le cedieron un mal balón atrás y cayó fulminado, como si desde la grada le hubiera disparado un francotirador. El árbitro, por cómo se desplomó el serbio, pudo haber detenido el contragolpe del Cartagena porque por un instante pareció un desmayo preocupante. No lo hizo y Dauda firmó la segunda diana sin compasión mientras el mediocentro se levantaba con claros síntomas de haber sufrido un latigazo en la espalda. Entre la limpieza de mercado de invierno y la falta de Grau y Francho, que tienen para un tiempo en el dique seco, Lluís López fue el elegido como eventual centrocampista… Si Petrovic, como así parece, no se recupera a tiempo, frente al Amorebieta JIM va a tener un problema de estado en la parcela de elaboración, con Zapater como única pieza sana. Bodiger marcó el tercero después de otra masterclass de Rubén Castro sobre lo que hay que hacer dentro del área, y se la dio nada menos que a Francés, experto borrador de ilustres goleadores. El Cartagena no hizo más sangre porque Cristian de nuevo cortó la hemorragia ante Okazaki…
Se podría perder por mil razones, pero se comprobó que ese cohete funciona por dentro con confeti, con triunfos acaramelados y con un entrenador que en lugar de preparar el encuentro bajo el patrón de unas circunstancias especiales, volvió a manifestar su empecinamiento conservador y una pésima lectura de las necesidades del momento. Pasó la locomotora perfectamente engrasada del Cartagena por encima de un Real Zaragoza abandonado a su suerte. En la autopsia de este encuentro no hay rastro reconocible de que este equipo aspirara siquiera a soñar con lo imposible.
Ficha técnica:
FC Cartagena: Marc Martínez, Delmás, Pablo V., Gastón Silva, Bodiger (Cristóforo, 75’), De Blasis, Tejera (Okazaki, 85′), Nacho Gil (Ortuño, 69’), Dauda (Neskes, 85′) y Rubén Castro (Cayarga, 69’).
Real Zaragoza: Cristian, Fran Gámez, Francés, Jair, Chavarria, Petrovic (Lluís López, 53’) Zapater (Vada, 45’), Eugeni (Borja Sainz, 81’), Puche (Narváez, 64’), Sabin Merino (Iván Azón, 64’) y Álvaro G.
Goles: 1-0; Delmás (min. 36), 2-0; Dauda (min. 51), 3-0; Bodiger (min. 68).
Árbitro: López Toca (comité cántabro). Amonestó a Rubén Castro (min. 43), Datkovic (min. 84) por parte del Cartagena; y a Álvaro G. (min. 39), Vada (min. 46) y Azón (min. 89) por parte del Real Zaragoza.
🏥 PARTE MÉDICO | Radosav Petrovic padece una contractura lumbar https://t.co/ypOIq529i1
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) March 19, 2022
⚡ FLASH | Juan Ignacio Martínez
🗣 «Un 2-0 es una losa grande, pero el rival ha sido mejor que nosotros»#CartagenaRealZaragoza
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) March 19, 2022
⚡ FLASH | Alberto Zapater
🗣 «Han sido muy superiores. Hay que olvidar este partido y pensar en el @SDAmorebieta«#CartagenaRealZaragoza
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) March 19, 2022