JIM también aprieta el tubo de la pomada

Miguel Torrecilla sigue estrujando el tubo de la pomada y Juan Ignacio Martínez apura junto al director deportivo esa metáfora con gruesas ramificaciones de utopía. Pero ambos siguen unidos por un lazo inquebrantable, desoyendo la realidad de la clasificación, del equipo y de sus evidentes deficiencias. No pueden tirar la toalla porque la profesionalidad les exige presentarse en público con un discurso optimista, pero su insistencia en que no se debe renunciar a la promoción de ascenso resulta cada vez más forzada. Y peligrosa si el equipo continúa sin ganar otra jornada más y la permanencia sustituye sin medias tintas a esas metas quijotescas. Ayer, Torrecilla apuntó hacia el playoff; hoy, JIM lo ha hecho con algo más de discreción pero en paralelo a esa ilusión con clara forma de espejismo.  «Si el objetivo de los responsables del Real Zaragoza es simplemente mantener la categoría, ¿para qué estamos aquí? Ahora debemos ganar partidos para lograr ese objetivo de estar ahí en las últimas diez jornadas, en el lío. Esa ambición la tiene Miguel, la tengo yo y la tiene el equipo, pero sin pensar más allá del Málaga».

Sufre JIM para exponer argumentos convincentes para quien le escucha. Se arma de circunloquios, agradecimientos, y peticiones de solidaridad colectiva, aunque por encima de esa capa de distracción afloran sus propias dudas y las de la plantilla porque cuesta sostener la defensa de un futuro magnífico cuando tan sólo cinco victorias en 25 jornadas. «Los jugadores se preguntan y me preguntan qué tenemos que hacer para ganar. Estás mas cerca si cada uno hace lo que tiene que hacer. El fútbol es un juego de aciertos y errores, pero estamos de acuerdo todos que en  cuatro minutos, como ocurrió en Ibiza,, no se te puede el el trabajazo de todo un partido», explica el entrenador, que describe la impotencia del equipo frente a esta tesitura. «Autocrítica e inconformismo son las pautas dominantes cuando ocurren estas cosas. Al final estás abatido cuando dejas escapar dos puntos así, y sin embargo. antes de comparecer ante los medios, escucho a los futbolistas. A todo el mundo. Y la conclusión es común: para ganar tenemos que hacer las cosas perfectas. A los rivales les cuesta poco hacer gol y a nosotros muchísimo. El jugador pide auxilio en ese estado porque quiere y desea los tres puntos, porque los busca y se le van de las manos».

Sobre lo que le ha dejado  mercado invernal no tiene reproche alguno pese a que cuantitativamente el Real Zaragoza haya perdido volumen y el rendimiento cualitativo de los tres nuevos fichajes sea una incógnita. «Nunca he exigido nada ni me he quejado de nada porque Miguel (Torrecilla) está al cien por cien en esa labor, en decisiones que se toman en muchas ocasiones condicionadas por la situación económica. Se ha hecho un esfuerzo para que lleguen estos tres jugadores y estoy contento. Lo más importante es que nos den alegría y el plus para que el equipo consiga subir puestos y contentar a la afición». Grau, Eugeni y Sabin Merino «están en perfectas condiciones para jugar», descubre el técnico, si bien, como hace siempre, esconde sus cartas hasta el último suspiro. No así con Bermejo. «Le tenemos entre algodones después del golpe que sufrió en Ibiza, Veremos cómo evoluciona y si puede entrar en una citación que daré mañana».

El Málaga es el segundo peor equipo a domicilio, está de capa caída y ha relevado en el banquillo a José Alberto por el exzaragocista Natxo González. Juan Ignacio Martínez subraya que «iremos a buscar al rival, aunque el encuentro será diferente a los dos últimos ante Valladolid e Ibiza, contra los que dimos un muy buen tono sin conseguir los triunfos.  Este partido lo veo diferente. El Málaga de Natxo no creo que sea tan ofensivo . El partido va a ser más costoso, más trabajado». La hinchada volverá a manifestarse contra la propiedad, antes y durante el choque. JIM se manifiesta al respecto.  «La grandeza del Real Zaragoza es su masa social. Es una afición que es la envidia incluso de muchos clubes de Primera. Entiendo y respeto al máximo su posición, pero ellos saben lo que solicita el equipo. Necesita de su aliento. Si en el minuto 90 no hemos dado lo que quieren, que nos maten».

 

 

 

 

 

 

 

 

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