La mayor tortura para JIM

No es la peor racha en una comparativa de cifras y jornadas de Juan Ignacio Martínez al frente del Real Zaragoza, pero sin duda la más dolorosa. Con diferencia. En los últimos cinco encuentros, el conjunto aragonés ha sumado 4 puntos de 15 posibles, los mismos que logró en su peor momento del curso pasado entre las fechas 25ª y la 29ª. Después de su magnífica presentación cuando tomó la dirección del equipo, seis encuentros en los que acumuló cuatro victorias y un empate, entre febrero y marzo vivió su primera crisis. Empató en Sabadell (1-1), perdió contra Alcorcón (0-1) y Oviedo (1-0), ganó al Tenerife (1-0) y volvió a caer en Vallecas (3-2). La diferencia entre aquel bajón y el actual está en los goles encajados y los marcados: 4 a favor y 6 en contra por los 2 a favor y 8 en contra con los que se ha cerrado la primera vuelta. En este caso, el sistema defensivo ha saltado por los aires y el ataque se distingue por una gemela incapacidad realizadora.

Los registros más pobres con JIM al frente del conjunto aragonés se localizan en el inicio del torbellino de empates de la vigente temporada: en ese periodo, hubo cinco partidos de los que tan sólo se extrajeron 3 puntos de 15: Fuenlabrada (1-1), Real Sociedad B (1-1), Lugo (1-1), Oviedo (0-0) y Huesca (0-0). Fue todavía peor si se le añaden los otras cuatro igualadas consecutivas frente Málaga (1-1), Ponferradina (1-1), Girona (1-1) y Mirandés (1-1). 9 puntos de 27… La circunstancia de que no perdiera se presentó como argumento de solidez y competitividad, a lo que se enlazó un positivismo sensorial porque se remontaban constantes marcadores adversos y la portería se defendía con bastante solvencia.

El Leganés (0-2), que venía de las profundidades de la clasificación, fue el primero que abrió la escotilla por la que ya no han parado de filtrarse resultados y rendimientos que ratifican la falta de capacidades del Real Zaragoza para soñar. Más bien para empezar a preocuparse si en Anduva, en el primer encuentro del año, no se reacciona. La igualada en Lezama ante un Amorebieta (1-1) con diez durante la última media hora puso en alerta al equipo, que sin embargo se rehizo con un sobresaliente trabajo táctico para doblegar al Eibar (1-0). Almería (3-0) y sobre todo Tenerife (0-2) han supuesto dos sonoras bofetadas, en dos citas sin ver puerta y con una descomposición absoluta de aquel espíritu combativo y ordenado que hacía del Real Zaragoza un rival muy respetado. La mayor tortura para un JIM que si por algo se ha distinguido es por defender a capa y espada que dentro de la roca había un diamante.