La mojigata proclama de Txema Indias, ausente de proyecto, ha calado en una opinión pública que elogia la sensatez que supone tomar conciencia de un Real Zaragoza a lo pobre
La capacidad de hipnosis de la propiedad, hasta ahora ejecutada con maniobras de ridícula torpeza que en algún momento han calado entre una afición ciega a conciencia por amor, ha alcanzado cotas insospechadas de seducción a todos los niveles en las últimas horas. Gabi Fernández ya dejó alguna pista sobre el giro que se iba a producir en cuanto a un futuro rebajado de ambiciones, y Txema Indias, en su presentación, puso el sello a ese avance del técnico con una proclama mojigata redactada desde Madrid. En ambos casos se busca una toma de conciencia general de que el Real Zaragoza es un equipo de Segunda para emprender esta vez un camino secundario después de 12 años cogiendo desde el kilómetro cero la autopista del ascenso para, en la mayoría de los casos, sufrir aparatosos accidentes. La opinión pública, en su gran parte, ha aplaudido que por fin se acepte la realidad, pero esa realidad contiene un condimento aberrante: no se ha contemplado un proyecto en el tiempo ni en la forma para afrontar con garantías el regreso a Primera. «Vengo con muchas ganas y mucha ilusión y a ayudar a dar pasos no sé si grandes o pequeños pero sobre todo firmes. Para que esta gran afición empiece a tener alegrías de vez en cuando». Los pasos firmes y las alegrías de vez en cuando los intentará dar el director deportivo desde el 1-0, con una plantilla condicionada a una inversión limitada (Arriaga no es un jugador ni mucho menos imprescindible aunque sí el mejor a estas horas, pero el frenazo en su contratación es todo un síntoma de por dónde no va a salir el sol). Por lo menos se sabe una cosa: esta temporada será que no en un periodo de transición sin fecha de caducidad. El éxito se medirá según el grado de sufrimiento para una permanencia más.
El Real Zaragoza tiene muy poco o nada que ver consigo mismo. Sus continuos fracasos por volver a la élite, de los que los actuales dueños son culpables en los tres últimos cursos, lo han desfigurado hasta hacerlo casi irreconocible. Las gestiones deportivas, incluidas las tres en las que se alcanzó el playoff, han sido desastrosas hasta desembocar en este club reducido a cenizas cuyo latido sólo se mantiene para bombear sangre hacia la nueva Romareda. Ni con severos límites salariales ni con otros mucho más amables ha hallado la fórmula para subir, fruto de la ineptitud, la arrogancia, la lucha de egos, el desdén. La incultura futbolística. Ahora, según parece y es, le toca subirse a lomos de la humildad, de la paciencia, de los 50 puntos y Dios dirá. Del ojo clínico de Txema Indias para fichar lo justo y acertar y de Mariano Aguilar para marcarle el paso de su chotis rojiblanco. Nadie se ha rebelado frente al nuevo testamento. Al contrario. Muchos de los que hace cerca de tres semanas, cuando se confirmó la salvación, ponían el grito en el cielo con adjetivos de lengua de fuego, califican de razonable el asumir el pobre estatus adquirido como principio de aprendizaje. La letra con sangre entra, podría ser el eslogan de la próxima campaña de abonados. El Real Zaragoza ha sido raptado, mutilado y vejado por dirigentes sin escrúpulos, profesionales de baja cuna buscando fortuna en lo que fue una mina de oro para el espectáculo y políticos de todos los colores en beneficio de sus intereses en nombre de la ciudadanía. Pese a todo, su alma es la de un gigante que con sus heridas y sus cicatrices sangrantes no puede renunciar a su auténtica realidad, la de un equipo que en la parrilla de salida provoque como mínimo respeto. Pero para eso tiene que ser respetado por quienes van a inscribirle en la liga de la misericordia.
¿A quién le importa la realidad y la verdad sobre las cosas? El RZLLC ya no es el Real Zaragoza de antaño. Unos especuladores muy listos están ahí para hacer negocios redondos, al margen del fútbol espectáculo y con al «apoyo» de tanta gente forofa encandilada. Este equipo debería llevar una camiseta rojiblanca con calzón rosado (Inter Miami). La afición leal del Real Zaragoza de antes debería salir a la calle en masa cada semana a protestar porque se están riendo de ella y la engañan sistemáticamente con todo. Los medios de prensa y audiovisuales de la ciudad están entregados a ese esperpento político-económico sin final como buenos estómagos agradecidos. Solución: Ninguna. El sufrimiento de los próximos 15
años será aún más terrible. Por favor, observen a los «hombres de negro» de esta especie de fondo buitre llamado RZLLC y verán que no les impulsa el fútbol sino negocios del cemento, políticos y especulativos. ¿Porqué nadie de los que están o los que se fueron son capaces de hablar claro de lo que se cuece ahí dentro?…Ahí está la respuesta. El Real Zaragoza blanquillo: desapareció. Cuanto antes se de cuenta la afición de esto, aunque duela mucho, se iniciará el desapego total hacia esta empresa multinacional que ha sido el último caballo de Troya que se apoderó del viejo Real Zaragoza C.F. Pronto harán su campaña de abonos ¿será masiva la respuesta de abonados y aficionados al no futbol? ¿Y las peñas, dónde se ocultan y porqué? Un seguidor de la realidad. Salud.
Así es
Buenas tardes.
Prácticamente no estoy de acuerdo en nada, me parece un artículo que dispara a todos los lados y en algún caso, sin razón.
Insisto en que para nada defiendo a ésta propiedad, ni por asomo. Pero hemos de recordar que ésta pujante sociedad aragonesa no dio un paso al frente para hacerse con el club.
Sin más.