El conjunto aragonés ha ganado 30 partidos de 78 como local en las cuatro últimas temporadas, una cifra inferior a la sumada por los otros seis equipos que han figurado en Segunda en este periodo
Con 37 puntos, el Real Zaragoza se mantiene a una prudencial distancia cuantitativa de la zona de descenso. No tanto en las señales que emite, en estos momentos las de un equipo con una dinámica de absoluta perdición futbolística. Se ha corrompido la confianza en el entrenador, con el cartel del ultimátum colgado en su pechera en función de lo que suceda el sábado en Valladolid; en los jugadores, rebajados a sus mínima expresión profesional por sus limitados recursos y por cómo los ha minimizado aún más el técnico vallisoletano, y en una directiva descalificada como tal por el cúmulo de errores cometidos en la planificación de la plantilla, la elección de los propietarios del banquillo y su inanición para acometer la crisis con rotundidad, consecuencia de su dependencia de una propiedad desconectada del destino deportivo del club.
Cualquiera que pretenda conseguir un objetivo ambicioso, sea el de hacer cumbre o sobrevivir a pie de montaña, está obligado a hacer de su estadio el mejor argumento posible como trampolín o refugio. El respuesta del Real Zaragoza por La Romareda en las cuatro últimas temporadas –se podría incluir la del playoff con Víctor Fernández– ha constatado los problemas que sufre el conjunto aragonés para ganar frente a su afición. Sin duda, aparece como causa principal de esa debilidad casera la configuración de planteles sobrados de mediocridad y de un importante pánico escénico a actuar ante la propia afición. En este periodo de agonías varias y anemia goleadora se han conseguido 30 victorias de 78 partidos como local, 15 de ellos en el actual y convulso curso (necesita dos partidos y medio para ganar). Mirandés (0-1), Alcorcón (0-2), Eibar (2-3), Huesca (0-2), Cartagena (1-2) y Amorebieta (0-1) se han llevado los tres puntos en sus visitas, rivales, salvo los armeros, que luchan por la salvación o la tienen muy complicada. Con media docena de triunfos, sólo cuatro escuadras acumulan hasta la fecha menos alegrías en el hogar (Amorebieta, Alcorcón, Huesca y Cartagena).
La Romareda se ha convertido en la tumba de toda esperanza que no sea la de la salvación. Existe un dato demoledor que confirma la flaqueza competitiva en el Municipal en estos cuatro campeonatos consecutivos: de los siete clubes que han coincidido en este periodo en Segunda, es el campo donde menos triunfos se registran. Frente a los 30 ya mencionados del Real Zaragoza, Leganés (40), Tenerife (38), Real Oviedo (37), Sporting (35), Cartagena (34) y Mirandés (33) concentran más encuentros resueltos a su favor al abrigo de sus hinchadas. Nueve victorias en la temporada 20-21 (hubo nueve equipos peores), siete en la 21-22 (sólo estuvieron por debajo cuatro, tres de ellos descendidos), ocho en la 22-23 (tan sólo por encima de los cuatro que perdieron la categoría) y seis, por ahora, en la 23-24. La afición zaragocista habita una morada lúgubre y abierta de par en par a quien la visite, pero sobre todo un lugar donde ver gana Rea Real Zaragoza es un maldito lujo.
Ya sabemos como funciona el fútbol, ganar/empatar/perder en Valladolid no debería ser el modus operandi para la destitución del entrenador, éste debería ser cesado ya, cuidado, el equipo se ha caído y naufraga en las érraticas decisiones del entrenador, ese vestuario precisa de aire fresco solo aplicando el sentido común y colocando a cada jugador en su sitio y sobre todo con una idea de juego el Real Zaragoza salvaría esta temporada por la mediocridad en esta Segunda División, lo de Julillo el del Staff es la muerte de una crónica anunciada, Emilio Larraz y un segundo entrenador ex jugador con peso es la solución cuando antes se tome mejor.
Inexplicable tener una afición como la que tenemos, el equipo cuenta con un gran apoyo de sus aficionados . He estado pocas veces en la Romareda, vivo muy lejos, y es espectacular el entusiasmo que se percibe en la grada por parte del público y los decibelios que se alcanzan cuando se protesta una decisión arbitral. Eso no lo he visto ni en partidos que he presenciado en vivo del Madrid.
No hay una afición en España – tal vez la del Depor se acerque – más sufrida, maltratada que la nuestra, agravado todo por contar con un historial deportivo que tantos equipos hoy en primera quisieran. Del pasado no se vive, pero merece un respeto por parte de la pandlilla de ineptos que nos mal dirigen desde hace más de una década y de los jugadores que inmerecidamente visten una camiseta que ocupa un pequeño lugar en el cuadro de honor del fútbol europeo.
Ustedes conocen las intetioridades de la sociedad que yo . Que venga Larraz en quienes ustedes confían, pero esto tiene que acabar. Habrá que poner a trabajar desde ya a los ojeadores, si es que existen, para construir un equipo que por fin juegue al fútbol.
Vamos poco a La Romareda por vivir fuera. Pero seguimos de cerca este desastre de gestión. En mi caso, cuando he regresado al estadio, se me cae el alma a los pies, de ver el estado del equipo y recordar hasta hace 15 años que pies blanquillos patearon el balón con sentido común y criterio. Lo de ahora, es de tristeza profunda. No hay más que ver qué jugadores han llevado el dorsal número 10 en las últimas temporadas. Arrua, no vuelvas nunca a Zaragoza