El Real Zaragoza agradece, y lo dicen los resultados, el doble lateral porque dota al grupo de más cuajo y seguridad y libera al colombiano de un trabajo de ayudas que cumple mal y lejos de su posición natural de ataque
Juanjo Narváez solo ha conseguido dos goles en jugada desde que Juan Ignacio Martínez pilota el Real Zaragoza. El colombiano marcó el 0-1 de la derrota final frente al Rayo y el empate en Logroño. Los dos tantos los firmó en posiciones muy centradas, prácticamente de ariete, lejos de la parcela que se le ha adjudicado y le condena en el costado izquierdo. En realidad, siete de sus nueve dianas (dos de ellas han sido de penalti) las ha cazado como un 9. Su llegada al corazón del área para batir al Albacete; los dos cabezazos que igualaron el 0-2 del Girona; el disparo frontal y ajustado al palo en Ponferrada; el genial taconazo frente al Fuenlabrada; el zapatazo que enganchó en Vallecas y el remate de atacante puro que equilibró el partido en Logroño. En las últimas cuatro jornadas, el cafetero no ha visto puerta y apenas ha tenido presencia efectiva en los partidos por la orden táctica que le amarra a ambos lados del campo.
Pero Narváez no solo pierde la mejor explotación de sus virtudes tan acostado en esas zonas del campo, sino que provoca un importante desequilibrio defensivo al tratarse de un futbolista de marcada genética ofensiva. Los laterales que le guardan la espalda se convierten, por lo general, en auténticos sufridores de las deserciones del colombiano en las coberturas. Los equipos han detectado esa vía de agua y la tratan de aprovechar o directamente la atacan con furia y muchos metros desguarnecidos. El Real Zaragoza, al margen del resultado, ha mostrado un perfil con más cuajo con Nieto y Chavarría en el pasillo zurdo. Nada es casual: han coincidido en el campo bien desde el principio o con el encuentro en marcha en los triunfos ante Albacete, Fuenlabraba, Lugo y Tenerife . En dos primeros, Narváez, liberado del ida y vuelta, marcó. Chavarría dio los tres puntos al conjunto aragonés ante el Lugo. Con los dos en el campo se han perdido dos encuentros, con Almería y Sporting en la primera vuelta. En Leganés Chavarría fue sustituido antes del tanto de Arnaiz y en Miranda de Ebro el catalán se fue antes del mazazo de Moha en el 93.
La sociedad Nieto-Chavarría, en definitiva y sin ser la panacea, sí dota al Real Zaragoza de una mayor fortaleza como estructura conservadora y permite a Narváez aproximarse a territorios que por su naturaleza le son más comunes. JIM ha elegido en los últimos encuentros al lateral aragonés. Se venció al Fuenlabrada y al Almería y se perdió con el Girona. En los tres partidos, Nieto ha sufrido las inclemencias de la falta de ayudas. La pena máxima a favor de los madrileños que detuvo Cristian se produjo por un desajuste por su zona que acabó con una entrada a destiempo de Jair. Balliu, lateral derecho del Almería, provocó una sangría, además de una asistencia a Robertone, que el técnico tuvo que solucionar metiendo a Chavarría para cortar la hemorragia. En Montilivi, los tres goles del Girona parten del espacio de Nieto: el penalti de Jair, el centro de Gumbau a Bustos y el remate sin oposición de Mamadou Sylla.
El doble lateral es un recurso de urgencia para taponar un coladero creado en el curso de un encuentro. Ni Chavarría, ni Narváez, ni Nieto tienen recursos para cubrir con solvencia los espacios creados en el círculo central. Es el sobrevalorado Narváez el que viene sobrando de las alineaciones desde hace más de un mes