El Real Zaragoza hizo muchas cosas bien en Fuenlabrada, las suficientes para ganar si los partidos, como el boxeo, se decidiera tan solo a los puntos, es decir por esa serie de valoraciones globales. Pero como en el pugilismo, un solo golpe puede hacer inútil una buen pelea. No tradujo nunca su inmensa superioridad con los guantes en ataque y en la única ocasión que se descubrió por completo, permitió que el combate fuera nulo. La defensa del gol del Fuenlabrada fue terrible en todos los sentidos. Así como hace una semana se apoyo con maestría en la estrategia para empatar en Alcorcón, este domingo concedió que un rival especialista en la suerte de las acciones a balón parado tuviera todas las facilidades para marcar y adelantarse cuando más apurado estaba el conjunto de José Luis Oltra, prácticamente contra las cuerdas.
La jugada viene de un córner lanzado a la corta y cerrado por Pedro León. Se escalonan cinco zaragocistas en este orden: Eguaras, Fran Gámez, Narváez, Zapater y Jair. Superado el centrocampista, el resto de sus compañeros asisten sin reaccionar a una estampida que le gana todos los espacios dentro del área pequeña, apenas a metro y medio de Cristian, quien además tiene que porfiar con un Anderson libre de toda que marca. El desajuste es monumental con un primer salto de distracción del central Pulido con Zozulia y Kanoté anticipándose a la llegada del balón, alcanzado por la cabeza del ucraniano sin la mínima oposición, un remate que golpea en Anderson y se introduce en la portería.
En la serie de fotografías se aprecia con nitidez la relajación defensiva que acompaña de principio a fin a todos los implicados en proteger a Cristian. Este error, el único que cometió el Real Zaragoza en un estupendo encuentro en líneas generales, le costó seguramente el triunfo en el Fernando Torres. Para ser competitivo al cien por cien, un equipo no puede cometer fallos colectivos de este calibre en una jugada que además estaba prevista que sucediera.
