Los siete pecados capitales de Sanllehí

Continuidad de Torrecilla
En cuanto saltó la noticia de que el director general había ofertado un año más de continuidad al director deportivo, un profesional que había dinamitado ya toda su credibilidad en el Real Zaragoza, comenzó a vislumbrarse el modus operandi de Raúl Sanllehí, camuflado en el establecimiento de una supuesta continuidad natural pero visiblemente orquestado como escudo personal. La renovación por una sola temporada de Miguel Torrecilla ya delató una confianza frágil en su figura, que se confirmó en cuanto los resultados deportivos se pusieron en contra de forma alarmante y La Romareda pidió su cabeza. Esta fue ofrecida en bandeja de plata junto a la de Carcedo, después de que dos meses antes, en la primera crisis del equipo, dijera: «Mi grado de satisfacción y de confianza en Torrecilla y Carcedo es altísimo».

Fichaje de Carcedo
Juan Carlos Carcedo fue una apuesta personal de Sanllehí no sin llamar antes a otras puertas con más insistencia, entre ellas la de Vicente Moreno, quien rehusó la invitación para entrenar al conjunto aragonés. El nuevo técnico contó con el aval personal del director general al haber coincidido ambos en el Arsenal de Unai Emery. El entrenador apenas tenía experiencia como primer espada tras haber recorrido diferentes clubes de prestigio a la sombra de Emery, solamente unos meses en el Ibiza, pero se optó por asumir el riesgo de un profesional que llegaba con fama de meticuloso científico del fútbol. El bajo perfil de la plantilla, una insistencia constante en jugar en función del rival y sus cuestionadas decisiones al construir una alineación que derivó en actuar con un solo delantero y al final con tres centrales le llevaron a la guillotina de Sanllehí de la mano de los resultados.

Fichaje de Gueye
El delantero fue presentado como el gran argumento ofensivo después, según explicó el director general, de una operación de dos meses que acabó con la aceptación del senegalés y de su agente para que recalara en el Real Zaragoza. A préstamo desde el KV Oostende fue un fichaje muy dirigido por el propio Sanllehí, pero Gueye ha resultado ser un auténtico fiasco para el que se ha pedido paciencia y compresión constante en su proceso de adaptación al fútbol y al idioma españoles. Escribá, el nuevo técnico, ha intentado acelerar esa aclimatación, pero ya se ha percatado del patinazo. El fracaso es de órdago teniendo en cuenta que el Real Zaragoza venía escarmentado de dos temporadas al límite por su pésima gestión a la hora de hacerse con delanteros referenciales.

Falta de autocrítica
«Consideraba más urgente la figura del entrenador. En cuanto al director deportivo queremos seguir un proceso más riguroso. Se han presentado muchos candidatos porque este es un club muy sexy. Hay urgencia por el mercado de invierno, pero lo era más sustituir al entrenador», dijo el ejecutivo en la presentación de Fran Escribá. En esa misma comparecencia rechazó que hubiese fracasado con Torrecilla y Carcedo pese a ser el máximo responsable de esa combinación de un director deportivo caduco y un novato en los banquillos. «Todo ha sido motivo de las circunstancias. A rey muerto, viva el rey. Fran Escribá es nuestro nuevo comandante». Y e quedó tan ancho-

Mensaje ambiguo
¿Qué es ascender? ¿Y tú me lo preguntas? Ascender… eres tú. Sanllehí ha navegado desde el principio con todas las velas desplegadas, en función del viento que conviniera coger cuando se le ha cuestionado sobre cuál es el objetivo del Real Zaragoza. Nunca ha rechazado que se pudiera subir esta temporada, pero se ha cubierto con la ambigüedad de un proyecto sostenible en caso de volver a la élite. El equipo aragonés está a un punto del descenso y se encuentra por debajo de la media de 50 que establece en teoría la salvación. «Somos conscientes de que ese es el objetivo final, pero entendemos que el proyecto ha de ser sólido y crecer de una manera sostenible. El objetivo final es el ascenso, si bien hay un proceso de trabajo, de rigor y una constancia para llegar necesarios para lograr». Es decir, el ascenso eres tú.

Fichajes de Fuentes y Quinteros
En cuanto Pep Chavarría fue traspasado al Rayo Vallecano, el mecanismo de la dirección deportiva se puso en marcha siempre bajo la tutela de Sanllehí. Se activó la búsqueda inmediata y precipitada de un relevo para el lateral izquierdo. El elegido fue Gabriel Fuentes, cedido del Junior de Barranquilla, un futbolista del que informaron al club desde que Colombia que quizás no fuera la mejor opción. Torrecilla hizo caso omiso de la advertencia y se le subió al avión tras una negociación exprés. El cafetero ha sido titular desde el primer día que cogió el testigo de Chavarría, pero poco a poco se ha comprobado que, efectivamente y como avisaban desde su país, no es un defensa de garantías. Lo de Jairo Quinteros, que no ha jugado un segundo aún, ha sido el peor fruto de las sinergias del grupo que representa Sanllehí.

Tardanza del nuevo director deportivo
A poco más de un mes de que se abra el mercado de enero, el Real Zaragoza no tiene a nadie en el despacho del director deportivo. El Periódico de Aragón informa de que se han tanteado a 20 candidatos, entre ellos y con aparente ventaja sobre el resto Pep Boada, con quien Sanllehí coincidió en su etapa en el Barcelona. Las emergencias son máximas en función de que en esa ventana hay que dar salidas y reforzar, todo lo que esté el alcance de la economía del club, a una plantilla muy mal confeccionada en verano. Pero se desconoce el nombre del futuro arquitecto, lo que resulta de una insolencia mayúscula frente a la delicada situación deportiva. La sensación, si no certeza, es que, como en todo, Sanllehí va improvisando sobre la marcha.

 

Foto: Jaime Galindo / el Periódico de Aragón

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