Presión alta, tensión baja

La presión alta, la vampirización del rival en su propio campo que ha elegido Juan Carlos Carcedo como patrón principal de su juego, no termina de dar el resultado que persigue el entrenador porque el Real Zaragoza le falta aún el físico necesario y porque está en entredicho que el técnico disponga de los futbolistas adecuados para apostar por esa fórmula. El conjunto aragonés, sobre todo en la primera parte, se lanzó a tumba abierta contra un Al Nassr que si es cierto que por momentos sufrió el asedio en sus dominios, demostró un perfil más europeo y táctico que el día anterior el flemático Al Shabab. El equipo de Rudi Garcia, con posesión más reducida pero la verticalidad y la eficacia muy afiladas en las ocasiones con que contó, infringió la primera derrota de la pretemporada a un conjunto con la tensión baja en defensa.

Carcedo quiere robar muy arriba, lo que se logra. Si no ocurre el hurto, se activa la falta para frenar en seco el contragolpe. La teoría funciona por momentos, aunque no lo suficiente para ser un arma contundente. El Real Zaragoza no cumple con los requisitos básicos de ese estrangulamiento. Nadie puede desertar o despistarse, con armonía colectiva, al apretar el nudo, y una vez recuperada la pelota se deben activar la celeridad y precisión en el pase a la espera de que el finalizador sea lo más letal posible. En este último apartado, si las musas no acuden a Iván Azón, todo el trabajo queda en un sobresfuerzo sin premio que el equipo paga a un precio elevado, ofreciendo pasillos o autopistas con un repliegue lento como quedó en evidencia en los dos tantos del Al Nassr.

Contra los saudís, el Real Zaragoza afrontó su cuarto encuentro a remolque sin que en esta oportunidad consiguiera al menos un empate. Le marcan primero con relativa sencillez, lo que revela que en la autoridad que quiere imponer existen importantes fisuras en la personalidad estratégica. Hasta esta cita, esos contratiempos los había resuelto por insistencia o por la pegada de Azón. Esta vez Vada acortó distancias sin tiempo para igualar el 0-2, dos puñaladas de Sami antes y después del descanso con el sistema defensivo dinamitado y Ratón poco inspirado en sus intentos de detener los disparos: uno salió mordido sin que llegara a alcanzarlo y el otro se le coló entre las piernas. El debate sobre la portería sobre quién será el segundo de Cristian se va resolver rápido con Dani Rebollo. La cuestión es que por qué Carcedo no ofreció al onubense un solo minuto.

El baile de los cambios y el cansancio acumulado no favorece la sintonía. Tampoco al enemigo, por lo que esa excusa debe descartarse como justificación. El Real Zaragoza acusa mucho más un defecto de forma en la plantilla, cargada de guerrilleros con más corazón que fantasía y con Azón como exclusiva referencia goleadora. En el centro del campo, salvo Grau, nadie logra dar una pincelada profunda al juego. Ni Petrovic, ni Eugeni, ni Manu Molina, ni Francho aportan carácter. En ataque por bandas, ante el Al Nassr no hubo chispa ninguna primero con Larrazabal y Mollejo y después con Puche y un Narváez desinteresado en participar desde hace dos temporadas. Carcedo tendrá un plan, pero mientras cuente con este vestuario, la pizarra de Juan Ignacio Martínez reaparece como el sistema más sensato: me abrigo con doble candado y que salga el sol por Antequera.

 

 

One comment on “Presión alta, tensión baja

  • federico , Direct link to comment

    Yo ya echo de menos a JIM y me sobra desde el primer día el «amigo del alma» que lo apuñaló por la espalda

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