¿Qué espero del Real Zaragoza? Nada

Resulta un placer inquietante volver a escribir con el imaginario número 10 de «Príncipes de París» en la pantalla del ordenador. Y lo expreso, además de agradecer a Alfonso Hernández la posibilidad de seguir manifestando mis opiniones sin ninguna presión en absoluto, sabiendo que algunos de los seguidores del blog lo hacen simplemente por la ansiedad de leer lo que piensan que es una provocación contra ellos lo que reflejo en estas líneas. Nunca me he escondido a la hora de comentar lo que pienso y he tomado mis propias decisiones a la hora de elegir mi camino; con eso no quiero decir que no haya cometido errores, simplemente que no he mentido ni ocultado la verdad desde hace casi cincuenta años. Por eso me supone una delectación continuar, además de una ansiedad ante lo desconocido no por ello menos previsto en el periodismo actual.

Se celebró la victoria ante el Deportivo de La Coruña en el penúltimo partido de Liga con la retirada de miles de asientos de plástico de las gradas, las redes de las porterías y alguna chapa publicitaria en las entrañas de la construcción. La euforia por mantener la categoría después de casi asumir el vergonzoso descenso hizo que muchos no se dieran cuenta del fin de un ciclo que abre otro desconocido. Aprovechar, en definitiva, el acuerdo del Gobierno de Aragón, del Ayuntamiento de Zaragoza, de los antiguos dueños de la fracasada Fundación y de Forcén como epicentro de inversores, políticos, Bancos y dueños de medios de comunicación con la Institución zaragocista.

¿Qué va a ocurrir estas dos temporadas en el estadio modular? ¿Realmente habrá tiempo de cerrar una plantilla que no sufra otra vez más la inquietud de conseguir no bajar al fútbol aficionado? ¿Txema Indias tiene claro que está sometido a las decisiones provenientes del Atlético de Madrid y que es un peón al lado de Gabi Fernández y de Fernando López? Siempre se ha dicho que 2027 será el año del Real Zaragoza, más por los intereses rojiblancos y del resto de los inversores y adjuntos al negocio, en el sentido de la finalización del nuevo estadio y no tanto por el ascenso que requiere de una plantilla competitiva y que sepa cuál es su objetivo.

El agnosticismo es «la actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia». Yo soy agnóstico, escéptico, incrédulo… Y no creo en absoluto en la sociedad humana ni en la persona, excepto en determinados individuos y en momentos muy concretos. ¿Qué espero del Real Zaragoza? Nada. ¿Cuál es mi ilusión esta temporada? Ninguna. ¿Eso es ser pesimista, gafe o cenizo? En absoluto. La fe es una creencia que no está sustentada en pruebas y yo carezco de ella aunque siempre abro la puerta a la casualidad.

One comment on “¿Qué espero del Real Zaragoza? Nada

Responder a El Maño de Vilassar Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *