Fran Escribá siguió la pauta de entrenador recién llegado que prefiere que la revolución se ejerza desde la permanencia de lo establecido. En su primera alineación, en la Copa contra el Diocesano, jugó con una mayoría de titulares y un dibujo de dos delanteros. La apuesta por la continuidad le planteaba un único dilema importante, el de la portería por la lesión de Cristian, fijo en todos los encuentros hasta esa fecha. El técnico antepuso los galones por veteranía de Álvaro Ratón a la juventud de Dani Rebollo, guardameta del filial. La decisión se acogió a regañadientes entre la afición, que desconfía desde hace bastante tiempo del eterno suplente. Ratón, sin ser culpable directo de la eliminación, hizo un penalti que supuso la derrota y algo que caló más hondo en el malestar, se autoexpulsó al finalizar el encuentro por quejas al colegiado.
La semana pasada el debate abierto en diferentes foros eligió por aplastante mayoría que contra el Málaga, el encargado de llevar los guantes desde el principio debía ser Rebollo, pero una vez más Escribá prefirió a Ratón, es decir la hipotética experiencia de un profesional con varias campañas en el equipo frente al cambio definitivo en el puesto. De nuevo quedó retratado el arquero gallego en la única ocasión que tuvo el conjunto andaluz, con uno menos desde el minuto 75, al no detener un disparo de Haitam que ponía por delante al conjunto de Pepe Mel. No fue un error, pero en su estirada, con bote del balón de por medio, sí se percibió que quizás pudo hacer algo más, que el complicado tiro le cogió en ese frío en el que habita su intensidad desde hace bastante tiempo.
Para este domingo, en la visita a El Plantío, Fran Escribá tendrá que sentarse de nuevo consigo mismo para optar por uno u otro. Si se decanta por Rebollo, estaría haciendo lo más razonable porque sin que haya demasiada información competitiva al máximo nivel del de Lepe, el Real Zaragoza necesita un portero al cien por cien, argumento más que sólido para que se produzca el relevo. Por contra, si Ratón apareciese en el once, el golpe de gracia del cuerpo técnico sobre la credibilidad de Rebollo sería casi definitivo, catalogado fuera de cualquier titularidad futura. Y entonces al conjunto aragonés sólo le quedaría rezar por Cristian.
Foto: Real Zaragoza